El Partido Popular encara las primarias para elegir a su líder con la máxima incógnita. Tanto la candidatura de Pablo Casado como la de Saénz de Santamaría se han encargado de publicar varios sondeos en los que ambos aparecen como grandes vencedores y con distancia frente a su rival. Estadísticas enfocadas a animar a los acólitos antes que a aportar información relevante.
Los ánimos, al menos a priori, parecen decaídos en el bando de la exvicepresidenta. El tibio aplauso que recibió por parte de los asistentes al 19º Congreso del PP se une a la espantada de los exministros de Rajoy hacia la candidatura de Casado. Los cimientos del marianismo se tambalean, aunque el expresidente prefirió no decantarse en público a pesar de criticar en privado a Pablo.
La espiral de autodestrucción de los populares, con unas primarias enfocadas a lavar trapos sucios antes que a aportar programas, ha dejado una fractura que Rajoy jamás esperó. "Hay que coser el partido", piden algunos dirigentes, en todo un déjà vu que remite a Pedro Sánchez.
En todo este proceso, los ataques entre ambas candidaturas han sido especialmente duros, con vídeos en los que se atacaba en lo personal, comentarios de todo tipo e incluso, en algunos casos, enfrentamiento entre la militancia.
La decisión depende de los compromisarios, pero ante lo ajustado de las cuentas, todos temen que la sucesión de Rajoy sea peor que su permanencia. Sobre todo, en el caso de que el resultado se decida por una diferencia inferior a los 100 votos. Esto implicaría una victoria especialmente débil, sin una cara encargada de aunar a toda la militancia y con un partido que podría profundizar en sus diferencias.
No podemos olvidar que el Partido Popular es (aún) la gran plataforma que aúna a todo el votante situado desde el centro hasta la extrema derecha. Si el 'Titanic' se hunde, Ciudadanos y sobre todo VOX se verían fuertemente reforzados y la derecha podría verse seducida por la formación de Santiago Abascal, próxima a Hazte Oír y el Yunque.
Merkel y Salvini
A falta de programas electorales claros, el PP se encuentra navegando entre dos aguas: continuar con el marianismo por bandera (un perfil más tecnocrático, próximo a la canciller alemana Angela Merkel) o abrazar el sector más ideologizado de la derecha (aquel que ha intentado influir en el partido a través de organizaciones como la Red Floridablanca o Hazte Oír).
¿El PP podría acercarse a las tesis de Matteo Salvini o Marine Le Pen en el caso de que Pablo Casado gane las primarias? Depende de algunos puntos. Por ejemplo, en materia de refugiados, Casado ha mostrado una postura incluso más abierta que la propia Soraya.
El tema queda, por tanto, en aquellos asuntos más centrados en la ideología y 'moralidad católica' que se han visto olvidados para los sectores más ultras del PP. Entre ellos, mantener la Ley del Aborto de Zapatero (Casado quiere volver a 1985) o la derogación de la Ley de Memoria Histórica (que ha permanecido sin presupuesto durante las últimas legislaturas). ¿Qué pasaría con el matrimonio igualitario o con las adopciones de parejas homosexuales? No queda claro, a pesar de que Hazte Oír se sienta vinculado a su modelo de 'Familia' en sus recomendaciones de voto y Maroto apoye su candidatura.
El precedente de la UCD
Esta guerra entre dos familias contrapuestas, la tecnocrática y la ideologizada, amenaza con fracturar definitivamente al partido. Las diferencias y rivalidades son evidentes y las 'terapias de grupo' como las vividas en este 19º Congreso Nacional no son suficientes.
La dimisión de Adolfo Suárez en 1981, precisamente motivada por las divisiones en su propio partido, llevó al inicio del proceso de disolución de la UCD. Sus acólitos, unidos bajo una causa, terminaron sin encontrar sentido a las siglas: tan solo les unía la visión de la Carta Magna que ya había sido aprobada al inicio de la legislatura.
Con un PP viviendo una fuga de C's por el lado izquierdo y VOX por el lado derecho... ¿Puede comenzar a iniciarse una salida preocupante de militantes? En algunas regiones como Extremadura, este hecho es una realidad. El futuro del, aún, mayor partido político de España queda en entredicho.