Un preso ha asesinado a otro condenado por prostitución de menores en la cárcel de Brians 2, en Sant Esteve de Sesrovires (Barcelona). El agresor, que cumple condena por asesinato y robo con violencia, le asestó hasta 29 puñaladas en el patio del módulo 3, tal y como recogen las cámaras de vigilancia del centro penitenciario.
La dirección de la cárcel ha aislado al interno, a la vez que ha abierto una investigación interna para comprobar qué falló a la hora de garantizar la seguridad de este preso.
El condenado por prostituir menores llegó a recibir 29 puñaladas, cuatro en el cuello y el resto en el tórax, algo que indica un elevado grado de ensañamiento. La dirección de la cárcel sospecha que se trata de un asesinato predemitado y que tenía como objetivo aplica lo que se conoce en el argot como 'ley de la cárcel', es decir, un castigo al preso aplicado por los propios internos y en base a sus propios códigos ajenos a los de cualquier legislación.
No hay que olvidar que en el ámbito carcelario, los delitos que se ejecutan contra menores de edad suelen tener un gran castigo cuando el interno se socializa entre sus compañeros. Sin embargo, será el juzgado quien dirima si fue este el móvil del crimen o si detrás había otras circunstancias que se pasaron por alto en su momento.
Proxeneta
La víctima, de 32 años y origen europeo, era un proxeneta que cumplía cárcel por prostitución de menores e incapacitados, además de violencia machista. En 2012, la Audiencia Nacional de Barcelona le condenó a 15 años por obligar a una menor a prostituirse en un piso del Raval.
El hombre y una mujer cogieron a la menor en un país europeo y la sometieron a un calvario de malos tratos, amenazas y lesiones. La menor fue forzada en Roma, Zaragoza y finalmente, Barcelona, donde la pareja fue detenida.
El crimen ha puesto en alerta a los sindicatos de prisiones, puesto que los asesinatos en las cárceles españolas no son comunes. El último caso conocido en Cataluña se produjo el pasado verano de 2018, cuando un hombre fue hallado muerto apuñaladco en el interior de su celda de la cárcel de Ponent, en Lleida.