El polémico presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte (conocido por llamar "hijo de puta" a Obama), ha pedido a sus ciudadanos que dejen de utilizar el preservativo en sus relaciones sexuales porque "no es placentero". El país asiático lidera todos los ránkings de contagios por VIH.
Duterte, al menos, ha tenido el 'detalle' de apoyar algunas medidas para evitar un futuro 'baby boom', como apoyar el uso de la píldora en las mujeres. Sus palabras llegan en mitad de un encuentro con varios grupos de trabajadores el pasado martes, aunque no han visto la luz hasta ahora.
Duterte también aprovechó el encuentro, al que asistieron mayormente mujeres, para realizar un símil gráfico con el que apoyar su teoría: cogió un caramelo, se lo metió en la boca con el envoltorio cerrado y espetó "tratad de coméroslo sin desenvolver. Así es usar un condón". Sus palabras provocaron una fuerte carcajada entre los asistentes.
Sin embargo, lejos de la broma, sus afirmaciones han despertado toda una oleada de críticas en un momento en el que la enfermedad está expandiéndose por todo el país. Entre ellas, destaca Human Rights Watch: "es irresponsable que el presidente minimice la importancia de los preservativos cuando Filipinas está experimentando el mayor crecimiento de contagios de VIH en la región de Asia y el Pacífico", afirma Carlos Conde, investigador en la división de Asia, a través de un comunicado.
Por ello, la organización ha pedido a Duterte que inicie "medidas significativas para proteger la salud de los filipinos respaldando las políticas urgentemente necesarias para expandir el acceso y uso de los preservativos en Filipinas".
Críticas de la oposición
Las críticas no se han limitado a las organizaciones humanitarias. Los grupos de la oposición en el Parlamento han iniciado toda una campaña de reproches para evitar las serias consecuencias que tendrían las palabras del preside3nte.
Destaca en la oposición la senadora Risa Hontiveros, que pidió "dejar de hacer declaraciones irreflexivas, imprudentes e irresponsables a expensas de la salud pública", tal y como afirmó en una declaración ante los medios.
Todo ello, porque Filipinas está viviendo una situación muy distinta a la del resto del mundo. Mientras que el VIH empieza a desparecer, en el país asiático se han registrado 9.217 casos nuevos en los primeros diez meses de 2017. Una situación muy alejada de los 147 casos nuevos en 2001.
Los casos de contagio por esta enfermedad se han multiplicado por 37 desde el año 2000 y el número de infectados ronda ya los 50.000, casi todos en los últimos años.
Duterte planteó a principios del año pasado una orden para promover la educación sexual y el reparto de preservativos en los colegios, aunque finalmente se descartó tras la fuerte oposición del obispado filipino y algunos políticos conservadores.