A menos de un año de las elecciones autonómicas y municipales de 2019, el Partido Popular aún no cuenta con candidatos para sus principales bazas electorales: Madrid y la Comunidad Valenciana.
Son plazas muy decisivas, ya que se constituyen como sus principales caladeros de votos, aquellos en los que cosecharon sucesivas mayorías absolutas durante décadas y aquellos que permitieron alcanzar La Moncloa con holgura en el Parlamento.
1 Valencia
Aquí, todo se complica. Valencia se daba amortizada antes de las elecciones de 2015, unos comicios en los que el PSPV recuperó el Palau de la Generalitat Valenciana tras dos décadas en la oposición.
Con un Alberto Fabra de viaje al Senado, Isabel Bonig quedaba en una suerte de líder de la oposición en funciones incapaz de protagonizar la agenda política y un bajo perfil mediático. Muchos miraron a González Pons de reojo, muy vinculado a la región y con cierto carisma. Sin embargo, a pesar de 'dejarse querer', siempre mostró su intención de mantenerse en Bruselas. Aunque todo queda a la espera de si Cospedal decide viajar hasta el punto neurálgico de la UE en las próximas elecciones, con un movimiento en el que Pons quedará relegado a un segundo plano.
Sin un candidato fuerte y con una oposición que no consigue un hueco mediático, el PP se encuentra con dificultades para recuperar una comunidad en la que fue todo. Y en la que ahora solo retiene las diputaciones de Castellón y Alicante (sin ningún poder local de peso).
2 Madrid
La salida traumática de Cristina Cifuentes ha dejado al PP madrileño en una situación de orfandad inédita. Con una gestora que dura meses y sin unas primarias a la vista, todo se complica para mantener una región fundamental.
El nombre de Ángel Garrido empieza a sonar con fuerza para liderar las próximas listas electorales y ya está siendo objeto de encuestas internas, a pesar de que se ofreció como una moneda de recambio temporal hasta 2019.
La caída de Rajoy ha complicado todo el calendario sucesorio, ya que la formación regional debería contar con un nuevo líder en septiembre. Todo apunta a que se retrasará hasta la mitad del otoño. Y no será fácil: la nueva persona que se encargue de esta tarea deberá trabajar un perfil atractivo que seduzca al votante en tan solo seis meses.
Garrido podría contar con fuerza gracias a un perfil moderado, cercano y dirigido públicamente hacia el centro político. Sin embargo, los mentideros políticos de la capital señalan un dossier que podría comprometer su futuro político como sucesor y exmano derecha fuerte de la expresidenta.
En este punto surge el alcalde mejor posicionado de la región: Antonio González Terol, actual regidor de Boadilla del Monte. Muy cercano a Pablo Casado, cuenta con la ventaja de ofrecer una imagen moderna (tiene 39 años), una estrecha amistad con Pablo Casado y una mayoría absoluta fuerte en una plaza tradicionalmente conservadora.
Con ello pierde fuerza el alcalde más votado de España, el actual vicepresidente de la región y exregidor en Torrejón de Ardoz, Pedro Rollán. Fue requerido por Cifuentes y fue el favorito para suceder a la exlideresa en abril de este año. Sus problemas ahora son dos: apoyó a Soraya en las primarias y tiene la sombra de la duda en un informe de la Cámara de Cuentas que señala "múltiples irregularidades" -sic- en su gestión al frente del municipio que dirigió.
Ante una crisis de liderazgo tan fuerte, los populares madrileños confían en que Pablo Casado sea la imagen electoral que atraiga al votante, al estilo que Rosa Díez empleó en las campañas de UPyD a la región. Casado creció en el seno de las NNGG de Madrid, vivió bajo la tutela de Aguirre y arrasó en las primarias a presidir Génova. El problema surge con el desarrollo del Caso Máster, que podría dificultar todo.
3 La crisis del poder local
A todo ello se suma la crisis de poder a nivel local que viven los populares. Tras conseguir todo el poder en 2011, ahora solo cuentan con la quinta ciudad del país, Málaga, como ayuntamiento más importante.
Nada queda de Madrid, Valencia o Sevilla. Y todo ello es preocupante, porque lleva a la irrelevancia local a un partido que teme el éxito de las políticas de las actuales corporaciones. Y, sobre todo, el beneficio de una situación económica más próspera para las arcas de estos municipios.
Ahora, una de las prioridades surge en la capital. Casado está testando al líder en funciones, Martínez Almeida, en todas las encuestas. Pero, sin embargo, es ampliamente desconocido y queda por debajo de líderes indiscutibles como Begoña Villacís (C's) o la propia Manuela Carmena.
Algunas voces también han señalado a Soraya Sáenz de Santamaría como gesto de integración, similar al realizado con Errejón en Podemos. Sin embargo, falta comprobar si la exvicepresidenta del Gobierno acepta un movimiento que ilustra a la perfección la pédida del control de Génova.
4 ¿Hacia dónde se dirige el PP?
Esta es la gran duda que surge en este momento. Algunas voces señalan una especie de 'ucedización', es decir, la caida de un gigante de pies de barro al estilo de la UCD en 1982. Y ello, sin duda, sería el final de la -aún- formación política más grande del país.
Las autonómicas y locales sirven como test para las elecciones generales y contar con un mal resultado en la casilla de salida dificulta enormemente la situación.
Con un Puigdemont que prevé aumentar el desafío en otoño, se corre el peligro de que la formación de Albert Rivera vuelva a liderar con efectividad esta crisis, lo que deteriora fuertemente el poder del PP como eje principal del centroderecha español.
Y no podemos evitar el desarrollo del caso Máster. Si se demuestra alguna irregularidad, el PP volvería a vivir una nueva crisis de liderazgo que podría desembocar en una victoria de la debilitada Soraya.
La situación para el PP no es especialmente esperanzadora. Tan solo queda vivir un renacer similar al que los socialistas están degustando en este preciso momento. Pero la incertidumbre con la que se enfrenta el postmarianismo pone en un brete a la heredera de Alianza Popular.