Rajoy quiere premiar a los cazadores de animales porque considera que cumplen una buena labor social a la hora de cuidar el medioambiente. En concreto, el PP quiere que se reconozca "el compromiso de los cazadores y pescadores deportivos con la conservación de la naturaleza".
Además, la iniciativa presentada en el Parlamento (y que necesitará del apoyo del resto de grupos, ya que no el PP no cuenta con mayoría absoluta), pretende también que las instituciones se dediquen a fomentar la caza de animales "por su contribución al interés general".
Por todo ello, el Gobierno tiene la intención de elaborar una denominada "estrategia nacional de la caza", en la que se dé un impulso relevante a esta práctica. Una medida que ya había sido propuesta en otras ocasiones pero que no había salido hacia adelante. En esta ocasión volverán a intentarlo, aunque cuentan con menores posibilidades.
Con esta medida, el PP vuelve a destacar su compromiso con esta actividad, algo que se materializó cuando se prohibió cortar el rabo a los perros. El partido que detenta el Ejecutivo intentó que la medida no fuera aplicable a los perros de caza.
El PP ha presentado múltiples iniciativas a favor de la caza, ya que consideran que tiene "raíces profundas en nuestras tradiciones" y que constituye un "instrumento de gestión fundamental de especies de fauna".
Precisamente, el diputado Luis Rodríguez llegó a vincular esta práctica con los ideales del partido: "son tradicionales y están incorporadas al ADN de nuestro partido". Esas declaraciones se suman a las realizadas por la portavoz popular en la comisión de Medioambiente, Teresa de Lara, que afirmó que la caza "no sólo tiene beneficios sociales y económicos, sino también medioambientales y culturales".
La realidad
A pesar de "encontrarse en el ADN del partido" y "formar parte de nuestra cultura", la caza descontrolada está produciendo un grave problema medioambiental en algunas partes de España, que puede derivar en un deterioro de los ecosistemas y de nuestra naturaleza. Por ejemplo, nuestro país ha perdido al 30% de su población de pájaros como consecuencia de estas prácticas. Al menos 12 millones de ejemplares están muriendo de forma anual como consecuencia de la caza deportiva descontrolada.
El propio Ministerio de Medioambiente reconoce que cada año se matan a más de 400.000 piezas de caza mayor y otros seis millones de caza menor (como conejos o zorros), unas cifras demasiado elevadas para el mantenimiento de los ecosistemas tal y como ahora funcionan.
Además, el plomo de las balas está provocando que los suelos se vean contaminados y que algunos medios acuáticos como los humedales estén dejando de ser viables para albergar una rica y diversa fauna y flora.
Algunos de los métodos de caza, como el empleo de venenos, están afectando a algunas especies protegidas, como los linces ibéricos o las águilas imperiales, que se encuentran en peligro de extinción real en estos momentos.
Si la propuesta llega a salir adelante (algo muy difícil teniendo en cuenta la distribución del arco parlamentario), la aplicación no será uniforme a lo largo y ancho del país. Será necesaria la cooperación de las comunidades autonómas, y algunas ya han manifestado su rechazo a imponer esta medida en sus territorios.
