Tras las elecciones en Andalucía del pasado 2 de diciembre la situación parecía clara. Aunque PSOE y Susana Díaz obtuvieron la victoria, la coalición de partidos de derechas para poder gobernar parecía evidente. Sin embargo, parece que los partidos que quedaron en segunda y tercera posición no van a dar su brazo a torcer.
Tanto el Partido Popular como Ciudadanos coinciden en que son sus candidatos, Juan Manuel Moreno y Juan Marín, los que tienen que gobernar, y no cederán la llave al contrario. Aparentemente están tan dispuestos a no cambiar su postura que, según fuentes de ambos partidos, prefieren volver a convocar elecciones. "O Moreno es investido presidente o nuevas elecciones", afirma el PP al diario Público.
Estas elecciones autonómicas parecen ser el primer paso de cara a las generales, y la mayoría del país parece pensar lo mismo. La pugna entre Pablo Casado y Albert Rivera en Andalucía por liderar el Parlamento les supone ser el partido referente de la derecha.
Vox, quien obtuvo 12 escaños, tampoco se queda al margen de este tema, pues ambos partidos tendrán que hablar con Santiago Abascal si quieren que la derecha gobierne en Andalucía. El PP parece dispuesto a pactar con el partido de extrema derecha e incluso no descarta cederle alguna consejería.
Ciudadanos tampoco estaba preocupado por la posibilidad de pactar con la ultraderecha, y así lo demostraba Juan Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos: "Hoy me veo incapaz de descartar ningún escenario".
Los socios europeos de Ciudadanos rechazan a Vox
A pesar de la postura del partido naranja en España, el Grupo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa, del que Ciudadanos es miembro, advierte del peligro de incluir a la extrema derecha en el Gobierno.
A pesar de estar contento con los resultados obtenidos, Guy Verhofstadt, líder de la formación europea, se muestra preocupado por el ascenso de Vox: "Felicidades a Ciudadanos por su enormes ganancias en las elecciones de Andalucía. El éxito de la extrema derecha, sin embargo, debería preocuparnos. Hemos afrontado una lucha por el alma de Europa en las elecciones europeas de mayo".
Congratulations to @CiudadanosCs for their huge gains in #EleccionesAndalucía. The success of the far-right, however, should worry us all. We face a battle for Europe's soul at the European elections in May. https://t.co/sjjnxsW99q
— Guy Verhofstadt (@guyverhofstadt) 2 de diciembre de 2018
La misma opinión comparte Manuel Valls, líder de la plataforma Barcelona Capital Europea y socio de Ciudadanos. Él rechaza el "populismo de la extrema derecha" que cree que representa Vox y aconseja un pacto entre los grandes partidos constitucionales.
Tras estas opiniones, parece que Villegas cambia su postura y evita cualquier relación con Vox. Abalando la idea de Valls, propone una solución entre PP y PSOE para que gobiernen las ideologías de centro y "los extremos no tengan la llave".
El PP y el PSOE deben ser responsables y apoyar la solución de cambio centrado que plantea Ciudadanos
Si se dieran las nuevas elecciones PSOE podría gobernar
El PP sigue en sus trece y defiende que su representante Juan Manuel Moreno lidere el gobierno andaluz. Si Albert Rivera no lo comparte, "como sería lo lógico", habría segundas elecciones, pues la otra situación posible es que PSOE y Podemos apoyen a Ciudadanos "a cambio de nada".
Los populares ponen contra las cuerdas a Ciudadanos con esta solución ya que saben que, unas nuevas elecciones les perjudicarían: "Si se llega a ese escenario los propios votantes de Ciudadanos no lo entenderían". Según el PP, es más que probable que las personas que se abstuvieron ahora voten para combatir a Vox y podrían favorecer al PSOE: "Esto beneficia al Susanismo".
Aún así, Ciudadanos no cree que unas nuevas elecciones "les penalizaran" porque ellos están centrados en no ceder su posición para que los "extremos" no gobiernen.
De momento habrá que esperar a que pase el puente de la Constitución para que los partidos de derechas se reúnan y lleguen a una solución. Entonces se demostrará si PP y Ciudadanos tienen el mismo problema que muchas veces han echado en cara a la izquierda, la dificultad para ponerse de acuerdo.