Ha surgido una tendencia preocupante en redes sociales (especialmente en TikTok) que ha hecho que usuarios y activistas se cuestionen dónde están los límites éticos de lo que se graba y publica con fines de entretenimiento.
Se llama 'poverty porn' y consiste en grabar y compartir vídeos sin consentimiento de personas en situaciones de vulnerabilidad, como consumiendo drogas o sufriendo una sobredosis. Esta tendencia ha surgido a raíz de la crisis de opioides como el fentanilo que afecta a ciudades como Vancouver, San Francisco o Los Ángeles, donde el número de fallecidos por sobredosis ha aumentado significativamente.
La controversia en torno al 'poverty porn' ha suscitado críticas y preocupaciones éticas, puesto que tiende a deshumanizar a estas personas, que ya están pasando por una situación difícil en su vida. La falta de consentimiento para la difusión de estos vídeos agrava la situación, ya que convierte a individuos vulnerables en espectáculos públicos sin tener en cuenta posibles repercusiones que pueda acarrear en sus vidas.
Es el caso de Michael Manitoba, que apareció en un vídeo viral de TikTok mientras sufría una sobredosis: "Obviamente me pillaron en mi peor momento y no me gustaría que eso le pasara a otras personas... Sé que es legal filmar a la gente en público, pero al mismo tiempo tiene que haber algunos límites éticos".
La necesidad de un enfoque ético y respetuoso al tratar temas sensibles en redes sociales
Los críticos argumentan que esto no solo simplifica y estigmatiza las experiencias de las personas afectadas, sino que también puede crear estereotipos dañinos hacia ellas. Aunque algunos defienden la idea de que el 'poverty porn' puede ser una herramienta efectiva para sensibilizar sobre la realidad de la pobreza, otros sostienen que la atención generada no se traduce en acciones con las que abordar los problemas a los que se enfrentan.
Las plataformas de redes sociales, conscientes de la creciente preocupación, han comenzado a implementar políticas más estrictas respecto al contenido que podría considerarse 'poverty porn'. Sin embargo, la delgada línea entre conciencia y explotación plantea desafíos significativos en la moderación de este tipo de contenido.
A raíz de este tipo de contenidos, queda clara la necesidad de un enfoque más ético y respetuoso al abordar temas sensibles en las redes sociales. Mientras algunos buscan educar y generar conciencia, es crucial reflexionar sobre la responsabilidad de los creadores de contenido.