21 de enero de 2016: terremoto de magnitud 4,9 en el mar de Alborán que se siente en Málaga, Granada, Jaén, Almería, Cádiz y Melilla. 25 de enero: terremoto de 6,3 con 26 heridos en Melilla y graves daños urbanos. 27 de enero: seísmo de 4,7 sentido en Málaga y Melilla. 31 de enero: temblor de 4,4 hace temblar Granada. 22 de febrero: terremoto de 5,1 en Melilla. 10 de marzo: otro temblor en Málaga, esta vez de escala 4,5. 15 de marzo: un nuevo seísmo de 5,6 se siente en Melilla y Málaga.
No cabe duda de que 2016 ha comenzado agitado, sobre todo en el mar de Alborán y alrededores. El hecho de que se produzcan tantos temblores tiene una explicación y no, no es culpa de que no haya gobierno meses después de las elecciones generales. Ni tampoco de Manuela Carmena.
1 ¿Dónde se producen estos terremotos?
Los terremotos que se vienen produciendo en el sur de España desde comienzos de año tienen su epicentro en distintas zonas del mar de Alborán. Aunque en el colegio no solamos estudiarlo, esta zona del mar Mediterráneo es la comprendida entre las costas del sur de la península ibérica, el norte de África y el estrecho de Gibraltar. Hacia el este alcanza, más o menos, hasta el cabo de Gata, en Almería. Echando un vistazo rápido al mapa podemos hacernos a la idea de su extensión.
2 ¿Por qué se producen?
Justo en este mar es donde se dan encuentro dos grandes placas tectónicas: la euroasiática y la africana. Para quien no lo sepa, la superficie terrestre, la litosfera, está fragmentada en varias placas, concretamente 15, que experimentan 'ligeros' desplazamientos. Los terremotos se producen por el choque o la fricción entre placas tectónicas, en los cuales se libera una gran cantidad de energía, que es lo que nosotros percibimos como temblores.
Por tanto, las zonas cercanas a los límites de las placas, como el mar de Alborán, tienen más peligro de sufrir terremotos. Este es el motivo por el que en Japón se producen tantos seísmos fuertes, ya que junto a sus costas confluyen la placa euroasiática, la norteamericana, la filipina y la del pacífico; o en California se espera que algún día se produzca un gran terremoto, 'The Big One', dada su cercanía con la falla de San Andrés.
3 Y, ¿por qué ahora?
Sí que es cierto que recientemente se han producido varios terremotos de gran magnitud en la misma zona, aunque los temblores en el mar de Alborán no son nada nuevo. Según el Instituto Geográfico Nacional, cada año se producen entre el sur de la península ibérica y el norte de África cerca de 11.000 terremotos, aunque suelen ser de baja intensidad y, como los ocurridos este año, muchos tienen su epicentro en el mar.
La escala de Richter establece diez niveles para medir los temblores: por debajo de la magnitud 3 rara vez son perceptibles, mientras que lo normal es que no produzcan daños hasta alcanzar la magnitud 5, cota que se ha superado en tres ocasiones en lo que va de 2016.
Históricamente la placa africana se había estado hundiendo bajo la euroasiática (todo un ejemplo de metáfora natural). Sin embargo, estudios de 2011 apuntan a que esta presión se estaría invirtiendo y ahora sería la europea la que estaría cediendo, algo que explicaría los numerosos temblores recientes.
4 ¿Hay peligro de sufrir un terremoto importante en España?
Dada la situación geográfica de España no sería de extrañar que se produjera un terremoto de gran magnitud al sur del país. El mayor temblor que se ha registrado en la zona fue de 6,5 sobre 10 (levemente inferior al del 25 de enero de este año) y ocurrió recientemente, en 2004. Marruecos sufrió sus consecuencias, con enormes destrozos y la pérdida de cerca de 600 vidas.
Siglos antes, en 1755, se produjo un tsunami en forma de ola de 5 metros sobre las costas de Cádiz y Huelva que provocó 2.200 muertes, como consecuencia de un terremoto en Lisboa. José Antonio Aparicio Florido, presidente del Instituto Español para la Reducción de los Desastres, declaró recientemente que una catástrofe similar se repite "con toda seguridad" cada 500 o 600 años. No hay que olvidar tampoco el terremoto de Lorca (Murcia) de 2011, de magnitud 5,1, en el que murieron nueve personas y hubo más de 300 heridos.
Aunque poco o nada podemos hacer para evitar que se produzcan estas catástrofes naturales, los expertos coinciden en que sí deberíamos avanzar en educar a la sociedad para aprender a reaccionar ante un terremoto, enseñando medidas como buscar refugio bajo muebles sólidos, permanecer en el vehículo si se va conduciendo y no correr por las calles en el momento del temblor.
