En solo una semana, tres celebridades de diferentes campos y orígenes conmocionaban a una gran parte de la población con su suicidio. Por un lado, la diseñadora Kate Spade, por otro el cocinero Anthony Bourdain, y además la hermana pequeña de Máxima de Holanda, Inés Zorreguieta. Y es que las personas famosas que acaban de manera voluntaria con su vida no son pocas. Recordemos el clásico caso de Kurt Cobain, o más recientemente Robin Williams o Chester Bennington. Y ni qué decir personalidades de siglos pasados.
Ante estos episodios, que a sus fans generan profunda tristeza, y a quienes no lo son, el impacto que este tipo de noticias siempre evoca, la pregunta suele ser la misma: ¿cómo se pueden quitar la vida, si lo tienen todo? Podría explicarse de varias maneras.
La idealización de las celebridades
Ante la posibilidad de pensar en la vida de las personas famosas, las cosas positivas que sacamos es que se dedican a lo que suponemos les gusta, se reconoce mundialmente su trabajo, tienen dinero para hacer todo lo que los demás no podemos, tienen las parejas que soñamos, acuden a grandes eventos con otras celebridades, y su nombre, en cierta manera, queda escrito para la historia en muchos campos artísticos o periodísticos, etc. Pero esa imagen no es más que una ilusión de lo que sale, digamos, de cara a la galería.
Todo esto tiene una cara b. No es nada sencillo gestionar la imagen pública, el dinero, la presión, los intereses de otras personas que giran alrededor tuyo, la inestabilidad, el miedo hacia el futuro, el narcisismo, la hipocresía, el acoso y la falta de intimidad. Estas situaciones suponen que la persona, en muchas ocasiones, tiene que mostrar una doble cara, y no poder gestionar su vida de manera más autónoma. Por ejemplo, si tienes que salir ante los medios debes esconder tus emociones, tienes que mentir con frecuencia, o ser un mero objeto de decoración en los eventos. Aunque no lo creamos, todo eso tiene efectos en nuestra salud psicológica, y lo más normal es que derive en sentimientos emocionalmente negativos que se establecen de manera permanente.
En definitiva, si quieren mantener su estatus, su carrera laboral y su imagen, a veces deben hacerlo "a costa de todo", y ya sin meternos en el acoso sexual que se sufre en muchas profesiones de este tipo.
Depresión y otros trastornos psicológicos
El suicidio suele ir asociado a un estado de depresión. La depresión es un trastorno psicológico que se puede dar en diferentes grados y maneras, pero que, en sus vertientes más graves (pero no por ello menos comunes), lleva a la persona a percibir que su única salida al sufrimiento constante es terminar con su vida. No se trata de un proceso ni una decisión que se tome con la facilidad con la que lo haríamos las personas que no padecemos depresión. Las personas con un trastorno de depresión mayor son incapaces de sentir ningún tipo de placer, no es una mera cuestión de estar triste, sino de encontrarse emocionalmente anulado o anulada. Nuestra visión del mundo, además, se ve totalmente alterada, y no se arregla "animándose más", ni saliendo a la calle a hacer cosas nuevas, ni recibiendo consejos de amistades. No se trata, tampoco, de un proceso en el que nos dejemos caer en ella, sino que poco a poco se apodera de nuestras vidas sin que tengamos, en muchas ocasiones, recursos propios para afrontarla.
La depresión no afecta a la gente según lo que tenga o de lo que carezca. Tampoco es una enfermedad que nos viene como una gripe. Sus causas son muchas, muy complejas y asociadas a múltiples experiencias que hemos tenido a lo largo de la vida y que han conformado nuestra manera de interactuar con el mundo. Por eso, no debemos desatender la salud mental, y ante todo, ante los primeros signos de depresión, es importante recibir ayuda psicológica para frenar el avance de la depresión.
¿Son los y las artistas más sensibles?
Una condición clásicamente asociada al arte es esa sensibilidad especial para vivir las emociones de manera más intensa. En verdad, sí que está asociada la creación artística con este tipo de facilidad sentimental, aunque tampoco podríamos generalizarlo a todas las personas que se dedican a este tipo de profesiones porque las circunstancias personales y la manera de gestionar tu mundo emocional son diferentes en cada uno y cada una. Además, muchas celebrities no tienen nada que ver con la creación artística, como las familias reales, periodistas, modelos, etc., y no están extentas de este tipo de condiciones de sufrimiento.
El abuso de sustancias
No todas las personas famosas tienen que llevar asociado un consumo y abuso de alcohol y drogas, pero en muchos de los casos que se conocen de suicidios de artistas y personalidades célebres, ahí estaban. Por un lado, si este tipo de sustancias son comunes en la vida de todos nosotros, entre las personas famosas su multiplica simplemente por la facilidad de acceso a ellas (el dinero) y, ante todo, la cultura de "los excesos". Por otro lado, no son sólo un elemento de "ocio", sino que son la vía de escape para superar la presión que su estilo de vida conlleva, así como los estados emocionales, en ocasiones cercanos a la depresión y en otras mucho más cercanos a este trastorno, asociados.
El abuso de sustancias, así como las situaciones límite a las que se puede exponer una persona con un perfil público, son dos elementos facilitadores de que se desencadenen trastornos psicológicos, como ansiedad, depresión, adicciones, trastorno bipolar o incluso psicosis. A la vez, las drogas creemos que ayudan a aminorar los síntomas, por lo que la relación entre consumo y trastorno es bidireccional.
El suicidio y la depresión no entienden de fama y dinero
En nuestra vida, tengamos más cosas o tengamos menos, no podemos esperar un estado de total estabilidad y calma emocional. Todas las trayectorias vitales están sujetas a ventajas y desventajas, y todo depende de las estrategias que sepamos poner en marcha para afrontarlas, el apoyo con el que contemos, los aprendizajes que vayamos adquiriendo y los valores que tengamos. Así que, quizá nosotros pensemos que si tuviéramos mucho dinero podríamos eliminar muchas fuentes de estrés y desasosiego en nuestras vidas, pero si fuera a base de perder nuestra total intimidad (nuestros pasos serían vigilados, seríamos duramente criticados a diario, perderíamos mucha autonomía, nos rodearíamos de personas interesadas sin saber en quién confiar, etc.), quizá prefiriéramos quedarnos como estábamos.
Además, no debemos olvidar que las personas famosas no están aisladas. Tienen amistades, familia y demás personas por las que preocuparse, y a veces el sufrimiento de unas puede generarles también malestar. Por ejemplo, ante la muerte de un ser querido. Además, el sentimiento de soledad, descrito en muchos testimonios de personas que se suponen están el día entero rodeadas de gente, es uno de los factores desencadenantes de depresión e ideas de suicidio.