"¿Pero es gay o no?" Esta pregunta, que en principio puede parecer bastante inadecuada según en qué contexto se realice, ha vuelto a ser cuestionada ampliamente tras la entrevista que el cantante Pablo Alborán concedió a Bertín Osborne en 'Mi casa es la tuya' el pasado 25 de octubre. No obstante, el presentador, con sus preguntas, dio por hecho que el artista es heterosexual.
La supuesta ambigüedad a la hora de responder a las preguntas sobre su vida sentimental ha incendiado de nuevo el debate. "Oye, ¿y en dos años no has encontrado una chavalita?", le preguntó Bertín Osborne. "En estos dos años he encontrado de todo, Bertín. Me lo he pasado muy bien, pero fija, fija, fija no hay", respondía el cantante.
La condición sexual de Pablo Alborán empieza a ser un debate recurrente. Si bien es cierto que (a pesar de vivir en un mundo que presume de modernizado) todos somos heterosexuales hasta que se demuestre lo contrario, en ciertos sectores de nuestra sociedad se da por hecho que el cantante es homosexual. Y no son pocos los que reivindican, no solo su derecho, sino también su «deber» de desvelarlo abiertamente de una vez.
Debate: ¿es necesario que declare su condición sexual?
Con el surgimiento de este debate también ha nacido, como es obvio, una defensa de la intimidad del artista, cuyos valedores creen que Pablo Alborán no tiene por qué expresar cuál es su condición sexual ni etiquetarse como perteneciente a ningún colectivo. Desde este otro punto de vista no tiene importancia conocer "con quién se acuesta" un cantante, puesto que forma parte de su vida privada y ha de ser valorado exclusivamente como artista.
Pero esto no es del todo cierto. Los defensores de esta postura basan su posicionamiento en que la condición sexual de un artista no debe condicionar su valía como tal, pero entonces habría que preguntarse por qué hay cientos de cantantes, futbolistas y actores/actrices que ocultan su homosexualidad. Y la respuesta es bien sencilla: porque su homosexualidad sí condiciona sus profesiones, sus trayectorias y sus logros, porque se ven obligados a ocultar su condición para no ser juzgados por ella, para tener más oportunidades laborales, para encajar en una sociedad en la que ser heterosexual sigue siendo lo más aceptado.
Y aquí es donde radica la gravedad de este asunto. Si la orientación sexual de Pablo Alborán es importante es porque, como personaje público, tiene cierta responsabilidad social y sería ciertamente positivo que colaborara en que nuestra sociedad sea un poquito mejor. Imaginemos por un momento que el cantante es homosexual o bisexual. Quizá el malagueño sea uno de los artistas más influyentes del mundo y, si oculta su condición sexual, el mensaje que está transmitiendo a sus seguidores y al resto del planeta sería algo así como "no habléis abiertamente sobre vuestra orientaciónsexual, no le digáis a nadie que sois gais porque eso os puede perjudicar, porque la vida es más fácil si los demás creen que encajáis en un perfil social donde solo cabe la heterosexualidad, porque así podéis lograr más cosas, porque así es más fácil ser un cantante de éxito". Y este mensaje es muy peligroso.
De las celebrities se espera, por ejemplo, que condenen la violencia, los actos terroristas o la violencia de género, porque tienen la responsabilidad de transmitir un mensaje de paz y de igualdad, porque es peligroso que no lo hagan. Porque haciéndolo están influyendo en sus seguidores, y están generando conciencia social, están provocando que sus seguidores reflexionen y se planteen cosas, que entiendan que, en este caso, la violencia solo trae dolor y desigualdad.
Pero cuando se les pide que hablen abiertamente sobre su sexualidad se alega inmediatamente el derecho a la intimidad. Pero, ¿por qué nuestra sexualidad debe ser algo íntimo? Que no se malinterprete esta pregunta. Contextualicémosla: si se da por hecho que Pablo Alborán es heterosexual, nadie reivindica que su sexualidad sea íntima. Si Bertín Osborne le pregunta si ha encontrado "alguna chavalita" en los últimos meses, nadie dice "eh, este chico no tiene por qué decir que es heterosexual, respeta su derecho a no hablar sobre su heterosexualidad". Y ahí es donde se encuentra la diferencia. El que defiende el derecho a no desvelar su homosexualidad está marcando la diferencia y eso también es homofobia.
Es importante aclarar que aquí no se está dando por hecho que Pablo Alborán sea gay, sino más bien se está intentado dar una respuesta a por qué es importante conocer si lo es o no. Porque si lo es y lo oculta, es peligroso; y porque si no lo es y no lo aclara, es más peligroso aún. Porque el debate está sobre la mesa, y el debate solo genera más represión y más homofobia.
A veces esa intimidad de los artistas que algunos creen que debe ser preservada por encima de todo ayuda a cambiar las cosas, a normalizar las cosas. Hagámoslo.
