Tras cinco meses de espera, la Audiencia de Navarra ya ha dado a conocer la sentencia de 'La Manada'. No podía haber sido más decepcionante, tanto para la joven víctima como para todas las mujeres de España. Los cinco hombres han sido condenados a nueve años de prisión cada uno, a cinco años de libertad vigilada, y a pagar una indemnización de 50.000 euros a la chica. La condena total es decepcionante porque a lo que realmente se enfrentaban era a veintidós años de prisión, algo que se ha visto rebajado por no haber sido declarados culpables de violación.
Han sido condenados por "delitos continuados de abuso sexual", mas no por violación. El tribunal en cuestión ha declarado que, al no haberse ejercido la violencia ni la intimidación, no ha habido violación. Las asociaciones feministas no han tardado en discrepar, agrupándose incluso en la puerta del Palacio de Justicia de Pamplona al grito de "no es abuso, es violación". El mero hecho de que se haya negado que hubo violencia o intimidación ya muestra un patrón que deja mucho que desear en esta sentencia.
Como bien ha explicado la Agencia EFE en un comunicado que ha realizado tras conocerse el fallo, "la violencia e intimidación diferencian la violación del abuso sexual. El uso de violencia o de la intimidación es el elemento clave que el Código Penal español establece para distinguir entre una agresión sexual o violación y un abuso sexual, aunque este sea con penetración". Los jueces que han llevado el caso han considerado que no hubo ningún tipo de violencia e intimidación, pese a lo incongruente que es esto en sí mismo. Esto es precisamente lo que las manifestantes gritaban, señalando que "esta justicia es una mierda". La indignación no se ha hecho esperar ni en las manifestaciones ni en las redes sociales, donde la sensación es generalizada: la Justicia ha vuelto a dar la espalda a las mujeres. Y es que el hecho de que esto se considere un abuso sexual y no una violación no hace más que situar a las mujeres, de nuevo, en una situación desfavorecida.
"No hay justicia"
La diferencia entre violación y abuso sexual es tan ínfima a nivel judicial que no puede hacer otra cosa más allá de perjudicar a las mujeres. En este caso, los jueces se han amparado en el hecho de que la joven no tenía heridas físicas demostrables para hablar de abuso sexual en lugar de violación, y es precisamente por esto que estos cinco hombres solo tendrán que pasar nueve años en prisión, cuando lo que la Fiscalía pedía para ellos era cerca de veintidós años.
No obstante, seamos coherentes: ¿por no haber resistencia física implica, necesariamente, que no hubo violación, sino que hubiera abuso sexual? Situémonos en la piel de una chica que ve cómo cinco hombres tratan de violarla, cuya superioridad no solo es numérica sino también física; se siente indefensa, tiene miedo, y lo único que pasa por su mente en ese momento es el instinto de supervivencia. ¿Creéis de verdad que ninguno de ellos la amenazó, que ninguno la instó a mantenerse callada y quieta si quería salir con vida? ¿Y no creéis que ella prefirió guardar silencio a no volver a ver jamás a sus padres? ¿Que prefirió someterse antes que olvidarse de todo el futuro que ya tenía planeado? El mero hecho de que se produzca una penetración a la fuerza implica violencia, y el hecho de sujetarla y mantenerla inmovilizada es, también, una amenaza velada. Es hacerle ver que si se mueve, o si se resiste, no habrá ningún tipo de problema a la hora de hacerle daño físico.
Ante una situación así, la lucha física de poco sirve, y en muchas ocasiones lo único que hace es provocar a la víctima un daño extra que es totalmente innecesario. Cuando una mujer se enfrenta a algo como esto puede optar por desaparecer de sí misma, mantenerse casi en trance, y rogar por que el tiempo pase deprisa y la dejen ir con vida. Las situaciones de extremo dolor, ya sea físico o emocional, acaban provocando esto. Claro que hubo violencia, pese a que esta no haya dejado marcas físicas en su piel; hubo una violencia que va mucho más allá, que nos habla de un sistema social en el que los hombres pueden violar en grupo a una chica y su pena será solo de nueve años.
"No es abuso, es violación"
Esta sentencia, por desgracia, ha sentado cátedra, y hará que casos futuros acaben igual. Esta sentencia culpa a las mujeres por, en medio de una situación así, preferir guardar silencio y dejar pasar el tiempo antes que enfrentarse a sus agresores, pese a que esto último pueda significar la muerte. Esta sentencia nos perjudica a todas, situándonos una vez más en la boca del lobo.
Esta sentencia juzga a la víctima por "no haberse defendido", por no haber cerrado las piernas lo suficientemente fuerte, por no haberse desgarrado gritando que la ayudaran, por no haber mordido, no haber pataleado, no haber arañado. La juzga a ella, y no a ellos; la castiga por haber preferido salir con vida de todo aquello, por haber tenido miedo, por haberse sentido pequeña. Y eso nos perjudica a todas, porque hoy ha sido ella, pero quién sabe a quién le tocará mañana. Quién sabe cuántos casos más acabarán de la misma forma, con los mismos gritos de exasperación frente a los distintos juzgados, con las mismas mujeres en la calle, gritando que "no es abuso, es violación".