Las cosas no pintaban demasiado bien para la sexta temporada de 'American Horror Story'. El problema no era de sus cansinos numerosos teasers, ni de su genial elenco, ni de su misteriosa trama. El problema lo teníamos todos los espectadores, que ya habíamos perdido la fe en la ficción de FX, después de una quinta temporada anodina hasta el hartazgo.
Muchos creíamos que la serie de Ryan Murphy había tocado techo con 'Asylum': para casi todos los fans, la mejor temporada sin discusión. Con 'Coven' la franquicia dio un giro hacia el humor y el mamarrachismo sano, que encandiló a algunos y ahuyentó a la mayoría, y que por encima de incongruencias e imprefecciones tenía algunos de los mejores personajes que han pasado por toda la saga.
Pero tras 'Freak Show' y 'Hotel', y después de que se esfumara toda la esperanza e interés en un producto que la mayoría creíamos agotado, vino Murphy para darnos una bofetada de profesionalidad y hacer lo que parecía imposible. Porque sí, la sexta ha sido la mejor temporada de 'American Horror Story' hasta la fecha.
1 Originalidad y valentía desde el principio
Lo que comenzaba como un cuasi calco de 'Murder House', pronto se convirtió en un ejercicio metatelevisivo divertidísimo y jugosísimo para el espectador. Un documental dramatizado nos situaba en Carolina del Norte, en una antigua casa colonial donde se muda la pareja formada por Shelby y Matt. Desde el primer momento la temporada sorprendía para bien, y si bien el comienzo no era del todo aterrador o electrizante, su planteamiento sí era lo suficientemente atractivo como para llamar nuestra atención.
Las declaraciones de los supuestos personajes reales y su versión dramatizada se entrelazaban de una forma magistral, y nos alejaban poco a poco de aquella Connie Britton y aquel Dylan McDermott. Con una seña de identidad ya marcada, pronto nos daríamos cuenta de que la fórmula era tan efectiva como efímera: los trucos eran efectistas, pero corrían el riesgo de desinflarse rápidamente -lo que suele pasar con todas las creaciones de Ryan Murphy-.
2 El WTF definitivo de la temporada televisiva
Pero entonces llegó el quinto episodio, que cerró la tramas de la temporada por completo. "¿Qué pasa a partir de ahora?", nos preguntábamos. Con el sexto capítulo la ficción dio un paso adelante, y corrió segura de sí misma -como sólo una serie con cinco exitosas temporadas a sus espaldas puede hacer- y se lanzó al tiburón. Configurada con dos mitades claramente diferenciadas -podríamos decir también que el episodio final es un género en sí mismo-, 'Roanoke' se hacía más sorprendente en cada capítulo.
Ahora ya no estábamos dentro de las vidas de Shelby y Matt: la serie nos llevaba a una supuesta segunda temporada de aquel documental, en una simbiosis de 'UnReal' y 'Scream' reality y slasher deliciosa. Es verdad que los episodios 7 y 8 bajaban un poquito el nivel después del mindblow del sexto, pero con el 9 y la escena de los empalamientos -de lo más fuerte jamás visto en televisión- 'American Horror Story' volvía a recuperar la corona del bizarrismo.
3 Da miedo (otra vez)
Si bien no hay ninguna doble lectura interesante, como sí sucedía en otras temporadas -más allá de los comentarios millenials de Taissa Farmiga sobre el patriarcado y el racismo mientras graba todo con un iPhone-, 'Roanoke' destaca por volver a la pura esencia de la serie: al terror. Y es que, después de varios años, por fin 'American Horror Story' ha vuelto a dar miedo de verdad.
Echábamos en falta sustos y miedo mainstream, todo aquello que nos dio 'Asylum' y que no supieron darnos las otras piezas de la antología, y esta vez lo hemos conseguido. Quizás el metraje encontrado de los últimos episodios llegaba a ser un tanto monótono, pero lo cierto es que su eficacia a la hora de asustar es innegable. Con 'Roanoke' hemos pasado miedo, como pocas veces hemos hecho frente a un televisor; pero ademas nos hemos divertido y hemos aplaudido con varias escenas -lo de Kathy Bates es para enmarcar y hacer una colección de GIFS-.
4 Sarah Paulson...
... y Kathy Bates, Lily Rabe, Angela Bassett, Adina Porter... El nivel interpretativo de 'American Horror Story' siempre roza la perfección, pero es quizás en esta temporada en la que más han podido lucirse sus protagonistas. Los planos de Lily Rabe llorando han pasado ya a la historia de la televisión, Adina Porter ha estado fantástica y lunática, Sarah Paulson ya no sabe cómo conseguir más nominaciones a los Emmy -¿interpretando cinco papeles en la séptima?- y Kathy Bates ha estado mejor que nunca.
En 'Hotel' sí que echamos en falta a Jessica Lange, la gran musa de Ryan Murphy que puso la esencia a todas las temporadas anteriores; sin embargo, no ha pasado lo mismo con 'Roanoke', en la que todos los actores, y sobre todo las actrices, han recogido su legado. Mención especial merece Lady Gaga: después de conseguir un Globo de Oro, ahora se dedica a corretear por el bosque llena de mugre y sedienta de sexo. Tal cual.
5 Un final a la altura
Por último -valga la redundancia- hay que destacar la maravillosa season finale. Donde otras fallaban, 'Roanoke' ha sabido poner un cierre estupendo a una sexta temporada tan genial como imperfecta. Es verdad que en 'American Horror Story' siempre tenemos de todo: sexo explícito -aquí menos de lo habitual-, líneas de guion de vergüenza ajena, incongruencias varias, personajes con esquizofrenia avanzada... Pero sin toda esta locura orquestada, esta ficción no sería lo que es.
Como última conexión entre todas las temporadas, hemos visto al personaje favorito de todos en este último episodio: Lana fucking Winters. Ella y su duelo interpretativo con Adina Porter, y el tramo del Cuarto Milenio a la americana, han sido la guinda perfecta para una serie renovada, valiente y muy original. Lejos de quedarse en tierra de nadie, 'Roanoke' se ha alzado como la mejor de la antología, sin tenerle nada que envidiar a 'Asylum', y llevando con mucho orgullo la etiqueta de "serie de terror" en la televisión actual.
Y tú, ¿cuál crees que es la mejor temporada de 'American Horror Story'?
