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¿Por qué existe el término "ninfómana", en femenino, y no "ninfómano", en masculino?

A pesar de que se utiliza la palabra 'ninfómana', el término en masculino no está recogido en la RAE.

¿Por qué existe el término "ninfómana", en femenino, y no "ninfómano", en masculino?

La Real Academia Española define la palabra ninfomanía como "apetencia sexual insaciable en la mujer". Y a pesar de que pudiese parecer lógico que el masculino, ninfómano, se refiriese a apetencia sexual insaciable en el hombre, no existe. La RAE no recoge este término.

Y podría ser una palabra más del diccionario, pero no lo es por el significado despectivo con el que se utiliza normalmente hacia las mujeres. Rosa Navarro, sexóloga y asesora de producto de Diversual, tienda especializada en juguetes eróticos así lo explica en una entrevista a Diario de Sevilla: "La ninfomanía es una disfunción sexual y hasta hace unos años aún era la forma correcta de referirse a una adicción al sexo, eso sí, solo en el caso de las mujeres. Es una apetencia sexual insaciable, fuera de control. Es un término con una clara connotación negativa, utilizándose habitualmente de forma despectiva para insultar o señalar a las mujeres".

En esta connotación negativa entra la calificación de ninfómana a una mujer que por ejemplo disfruta del sexo con diferentes parejas mientras que no se suele ver así a los hombres. ¿Por qué? Por el pensamiento que hemos tenido hacia los diferentes sexos a lo largo de la historia.

Término despectivo hacia la mujer

Navarro continúa explicando la desigualdad sexual que este tipo de lenguaje ocasiona poniendo un ejemplo del tratamiento que diferentes personas que sufren hipersexualidad han tenido en los medios de comunicación: "Ellos, adictos al sexo y ellas, ninfómanas. ¿Casualidad? Para nada. Las mujeres, gracias a su poder sexual, son peligrosas y manipuladoras. Ellos, sin embargo, se dejan llevar por una pulsión incontrolable, sin poder hacer nada para remediarlo. Nótese la ironía, por favor".

Ojalá pudiésemos decir de ninfómana que es un caso aislado, pero, por desgracia no lo es. Aunque aquí entran en juego palabras cuya connotación es diferente dependiendo de si las utilizamos en masculino o femenino fuera de su contexto habitual. Es el caso de perra, zorra o fulana con un uso despectivo mientras que perro, zorro o fulano no se utilizan así.

En cuanto a la forma de cómo se puede cambiar esta asociación negativa de la palabra, la experta explica que lo que debemos hacer las mujeres es "hablar de lo que deseamos, de lo que queremos y tener presente que somos sujetos activos en nuestra sexualidad".

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