Lo estás sintiendo, lo estás compartiendo en vuestras redes sociales, lo estás gritando a los cuatro vientos: "¿¡Por qué narices este mes de enero está siendo tan largo y el resto dura tan poco!?".
Tranquilo, porque no eres el único que lo está experimentando. La sensación es generalizada y, ante una cuestión tan trascendental, necesitamos respuestas: ¿Por qué este mes ha sido tan largo?
La respuesta se encuentra en un estudio elaborado por la University College of London, cuyos resultados fueron publicados en el medio Newstatesman. Y la clave es muy sencilla: se encuentra en la biología.
La gestión de la dopamina
La piedra angular de nuestra percepción del tiempo, en este caso, se encuentra en el denominado como 'reloj de la dopamina'. Según este término, cuando hay niveles altos de esta hormona se acelera nuestro reloj interno y, con ello, sentimos que el tiempo pasa más rápido.
El mes de diciembre es clave, puesto que se trata de una época en la que se acumulan todo tipo de momentos llenos de alegría y escapada de la rutina: días libres, regalos de Navidad, eventos sociales, muchas cenas o comidas y celebraciones.
Todo esto termina en enero, cuando culminan de repente todas estas actividades y el tiempo se ralentiza de manera demasiado cortante. Y, con ello, según los investigadores, nuestro cerebro tarda en adaptarse a esa bajada drástica en los niveles medios de dopamina, que lleva a ralentizar cómo percibimos el paso del tiempo.
"Dado que no existen festivos ni celebraciones importantes en el mes de enero, en el fondo, volver a la rutina siempre hace que el tiempo aparezca como más lento", ha asegurado Zhenguang Cai, investigador de la University College of London.