La carrera electoral hacia las elecciones andaluzas se encuentra en su recta final y todos los partidos no desaprovechan esta situación para volcar todas sus armas. Los líderes nacionales están trasladando su agenda a esta comunidad autónoma, entre los que destaca Pablo Casado, que no es especialmente amigo del candidato de su partido, el fiel sorayo Juanma Moreno.
Lejos de constituirse como unas simples autonómicas en una comunidad con más de ocho millones de habitantes, estos comicios se están analizando en clave nacional. Y es que la próxima configuración del Parlamento de Andalucía puede suponer todo un terremoto político en el conjunto de España, aún mayor que el vivido en las europeas de 2014 con la irrupción de Podemos.
¿Por qué estos comicios son tan importantes? ¿Por qué puede cambiar todo a partir del 2 de diciembre? Os vamos a explicar en varios puntos qué puede suceder ahora basándonos en los diferentes panoramas electorales que se avecinan.
1 Irrupción de la extrema derecha y fuerte fragmentación del bloque conservador
Este es el punto más similar al vivido en las elecciones europeas del 2014. El auge de nuevos partidos en detrimento de las dos formaciones que han protagonizado el último período democrático es el mayor reto que vive el tablero político de nuestro país.
La irrupción de VOX en el Parlamento andaluz es un paso fundamental para que la extrema derecha pueda consolidarse en las instituciones de nuestro país. La formación de Santiago Abascal estaría demostrando que su voto tiene resultados y tendría oportunidad de apropiarse de algún escaño en regiones como Madrid.
Todos estos movimientos contribuyen a la fragmentación del centroderecha español, que se vería mucho más debilitado que el bloque progresista. La necesidad de elaborar tripartitos para mantener poder en las instituciones sería una realidad y habría dificultades a la hora de, por ejemplo, elaborar presupuestos y políticas sociales.
2 La posibilidad de un sorpasso al PP y el peligro de una pinza con VOX y Ciudadanos
Derivado del punto anterior, nos encontramos con una situación muy complicada para el Partido Popular. La pinza que representan VOX y Ciudadanos es la máxima representación de la fuga de votos por la izquierda y por la derecha.
No podemos olvidar que el PP aún sufre las consecuencias de los escándalos de corrupción y que el ostracismo al que se ha condenado a Javier Arenas, personalidad fundamental en la organización autonómica andaluza, no ayuda.
Si sumamos ambos factores, nos encontramos con una pregunta muy preocupante para Génova: ¿Qué hueco ideológico queda para el Partido Popular? Si VOX representa el discurso más conservador y Ciudadanos el más liberal en temas sociales.... ¿Qué es el PP?
Este punto es complicado, ya que la dirección nacional está intentando dirigir al partido hacia el ala más conservadora para intentar consolidarse como el 'voto útil' frente a la izquierda y ocupar el espacio de un partido, VOX, que aún no tiene representación. Sin embargo, la situación actual demuestra que los nuevos partidos inspiran confianza ("la gente prefiere el original a la fotocopia", rezan los díscolos de Casado en el partido). Este es uno de los factores que genera mayor incógnita.
3 Necesidad de afianzar liderazgos (o peligro de caídas)
Con el PP virando hacia la derecha y con el alzamiento de VOX a la primera línea, surge un contexto que vuelve a poner en cuestión algo fundamental: ¿los partidos cuentan con los líderes adecuados? ¿Están cuestionados los líderes de los principales partidos? Vamos a analizar cada formación:
Podemos
Podemos se presenta con una marca diferente, Adelante Andalucía, y ha dejado toda la campaña en una suerte de 'hiperliderazgo' de Teresa Rodríguez. Es decir, el desgaste para Iglesias se minimiza, aunque la llamada a la formación morada es evidente: hay mucho que perder esta primavera, porque el fantasma de la irrelevancia de IU permanece. No hay que olvidar que los sectores internos que quieren 'mover la silla' de Iglesias no ocultan sus pretensiones, por lo que una caída puede ayudar a verse reforzados.
PSOE
En cuanto al PSOE, el hecho de mantener el Palacio de San Telmo permite consolidar a Susana Díaz en el partido, pero también realizar un test previo del Gobierno de Sánchez para los comicios que se vivirán en los próximos meses. El Ejecutivo ha vivido una larga lista de escándalos durante los últimos meses y la falta de apoyos para sacar los presupuestos hacia adelante es síntoma de que se avecina un adelanto electoral.
El debate sobre si conviene prorrogar hasta 2020 (con el desgaste que supone a la hora de gestionar) o si conviene sumarse a la macrocita (lo que supondría una marabunta de campañas) está servido, pero hay algo evidente: hay que llegar en la mejor de las condiciones para mantener Moncloa.
Si el PSOE pierde Andalucía, todos mirarán a Pedro Sánchez, cuyo liderazgo podría quedar en cuestión y suponer un soplo de aire fresco para los disidentes del partido, que mantienen un perfil bajo.
Por otro lado, todo apunta a que Susana Díaz se podría ver obligada a pactar con Podemos para gobernas. Sería el mayor síntoma de su derrota en las primarias, lo que podría debilitar en cierta medida a su partido.
Ciudadanos
Ciudadanos tiene una oportunidad histórica para conseguir el ansiado sorpasso y convertirse en la primera fuerza de la derecha. Alzarse con el papel de líder de la oposición en plazas simbólicas como Andalucía y Cataluña, puede suponer un ascenso imparable para la formación de Rivera, que cuenta con posibilidades serias de gobernar la Comunidad de Madrid y la Región de Murcia.
Partido Popular
Por último, el PP vive un auténtico órdago. Los movimientos internos, el disgusto de sorayistas y cospedalistas; así como el hecho de la falta de carisma de Casado entre los votantes (es el último en todas las encuestas), pesan como una losa. El desarrollo de la imputación de Cifuentes por falsedad documental puede ser un espejo muy duro y la posibilidad de perder espacio y condición de 'voto útil' pueden pasar una factura muy cara.
4 La enésima era de la 'nueva política'
El devenir de la política durante los últimos años ha sido especialmente estimulante. Desde 2014 se ha vivido una vorágine con más acontecimientos históricos que en las últimas cuatro décadas.
Un contexto muy volátil, en el que cualquier movimiento puede suponer la tumba política o el éxito, es garantía de que todo puede cambiar enormemente a partir de la cita electoral del 2 de diciembre.
Andalucía, una comunidad con más de ocho millones de habitantes, es todo un símbolo: solo ha ostentado gobiernos de un mismo partido y los resultados electorales de sus líderes no pasarán inadvertidos.
Las europeas de 2014, la proclamación de la DUI en Cataluña, la sentencia de la Gürtel y ahora posiblemente los resultados de las andaluzas, son la mayor prueba de que todo puede cambiar por completo en tan sólo una jornada. Preparen las palomitas, porque se espera un mes intenso en el que todo, nuevamente, puede cambiar por completo.
