Alarma en Estados Unidos... y en el mundo entero. Ya conocemos a los dos candidatos que aspirarán a la presidencia en las elecciones generales de noviembre, Hillary Clinton en el Partido Demócrata y Donald Trump en el republicano y, en contra de lo que cabía esperar, el excéntrico multimillonario comenzó adelantando a su adversaria en las primeras encuestas que se publicaron. ¿Veremos el año que viene cómo un muro se levanta en la frontera con México? ¿Se impedirá pronto la entrada en EEUU de musulmanes? Hay una explicación por la que los sondeos están arrojando esos resultados e implicaría que Trump no se convertirá en Presidente, así que calma, por el momento... aunque no conviene bajar la guardia.
Los expertos en política estadounidense coinciden en que el periodo inmediatamente posterior al final de las primarias es el más convulso y, por tanto, el menos fiable de cara a las encuestas. En estas semanas se combinan sentimientos demasiado exaltados impulsados por los que eran partidarios del candidato ganador, ahora felices, y la crispación de los que apoyaban a su contrincante. En el interior de los partidos hay efervescencia tras las convenciones e incluso pique por la decisión final. Además, se están terminando de formar las candidaturas y todavía hay que elegir a los vicepresidentes.
En efecto, se ha demostrado durante las últimas elecciones que el nombramiento de un candidato provoca un ligero impulso en los sondeos que luego se desinfla, por lo que hay otros periodos del año que son más fiables. Los politólogos Robert Erikson y Christopher Wlezien han calculado cómo se desvían las encuestas a lo largo del año, algo que en esta web han recogido en la siguiente tabla:
Los desvíos muestran que las encuestas son más fiables entre febrero y abril, cuando el desvío es de alrededor de un 4%, o a partir de agosto. Esto, en principio, son buenas noticias para Hillary Clinton, ya que por entonces aventajaba a Trump con una considerable diferencia.
La pregunta que se plantea entonces está clara: ¿Por qué se emplean tantos esfuerzos en realizar sondeos en un periodo en el que la fiabilidad es tan baja? Quitando que a los medios les vienen muy bien las aproximaciones por exageradas que sean (el discurso de 'la rápida escalada de votos' o 'la caída fulminante' vende muy bien), los propios partidos utilizan las encuestas de las convenciones para ratificar su presencia entre su electorado y ver si consiguen movilizarlo, aunque normalmente sean personas que muestran poco interés por la política. En un país en el que la participación en las elecciones ha caído de más del 80% de 2004 al 66% de 2012, y visto lo mal valorados que están siendo Clinton y Trump, la movilización se presenta más necesaria que nunca.
Transcurrido el mes de agosto los sondeos estadounidenses comenzarán a ser más fiables. Trump consiguió sobreponerse a Clinton tras ser nombrado candidato y esa situación se ha repetido con ella, tal y como muestra la media de las encuestas elaboradas por diferentes fuentes. Tomando como referencia el periodo primaveral podríamos esperar que, finalmente, EEUU tenga la primera presidenta de su historia, aunque si algo está claro es que, pese a contar con un aspirante tan exacerbado como Donald Trump, estas elecciones están mucho menos decididas de lo que cabía esperar.