Ley y Justicia es la formación política mayoritaria en el parlamento de Polonia desde 2015. Identificado comúnmente por sus siglas en polaco, PiS, sostiene una ideología de extrema derecha, católica, conservadora y proteccionista, algo que en 2015 no era común, pero que en pleno 2020 concuerda perfectamente con la mayoría de parlamentos europeos. Una de las minorías hacia las que dirige su particular cruzada es el colectivo LGTB, el cual ve cómo sus derechos se esfuman por mero deseo de las mayores figuras que deberían garantizar su bienestar y seguridad, las instituciones públicas. Una de las últimas medidas al respecto: crear "zonas libres de LGTB".
Las "zonas libres de LGTB" se han creado desde instituciones municipales polacas sin represalias y por tanto aprobación del resto de autoridades, que declaran estas áreas bajo su control y supuestamente libres de personas LGTB. Una de las primeras regiones en adoptar esta medida discriminatoria fue Swidnik, al este del país, la cual aprobó en marzo de 2019 una resolución que rechaza la mera existencia de ciertas personas, escudándose tras la etiqueta de "ideología LGTB". Es a partir de agosto de 2019 cuando se han declarado alrededor de 30 "zonas libres de LGTB" en Polonia, incluidas cuatro regiones en el sureste del país: Pequeña Polonia, Podkarpackie, Swietokrzyskie y Lublin, zonas históricamente conservadoras.
Mensajes de odio y contramanifestaciones violentas
El pasado julio de 2019 el periódico conservador Gazeta Polska distribuyó junto con sus ejemplares pegatinas con el mensaje "zona libre de LGTB". Tras duras críticas de la oposición, el editor en jefe del diario, Tomasz Sakiewicz, respondió con: "lo que está sucediendo es la mejor evidencia de que lo LGBT es una ideología totalitaria". Políticos, medios de comunicación y activistas por los Derechos Humanos han comparado estos intentos de segregación y persecución con la clasificación que usaban los nazis del Tercer Reich para designar zonas judenfrei (libres de judíos).
El día 20 de ese mismo mes tuvo lugar en la ciudad de Bialystok la primera marcha por el Orgullo LGTB. La demostración fue eclipsada por miles de miembros de grupos de extrema derecha que atacaron violentamente a los manifestantes bajo los lemas "Bialystok libre de pervertidos" y "Dios, honor y patria", dejando más de una docena de heridos. Lejos de obtener condena por parte de las instituciones, a principios de agosto el arzobispo de Cracovia comparó a las personas LGTB con una "plaga de arco iris", en un sermón para conmemorar el Levantamiento de Varsovia. El presidente del país, Jaroslaw Kaczynski agradeció públicamente al religioso por sus comentarios.
El comienzo de la iniciativa en cuestión data de febrero de 2019, cuando el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, firmó una declaración en apoyo a los derechos LGTB y anunció su intención de seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud e integrar los temas LGTB en la educación sexual. El PiS objetó que esta formación "sexualiza" a los niños. Ni corto ni perezoso, el Primer Ministro Kaczynski, respondió y calificó los derechos LGTB como "una importación occidental" que amenazaba a Polonia. La Sociedad Polaca de Leyes Antidiscriminatorias asegura que las zonas libres de LGTB declaradas se consideran una reacción a la postura del alcalde de Varsovia.
Una situación delicada
Polonia se considera actualmente como uno de los últimos bastiones de la moral ultraconservadora y cristiana de Europa. "La situación del colectivo LGTB en Polonia es sin duda dramática, no contamos con igualdad de derechos, las parejas no pueden acceder a un sistema de unión de hecho y ni hablar de matrimonio, mientras que el código penal no protege al colectivo de forma apropiada", denunció el pasado verano Cecylia Jakubczak, portavoz de la ONG Campaña contra la Homofobia (KPH).
Pese a que en los últimos años la lucha del colectivo LGTB por los Derechos Humanos que también les corresponden haya comenzado a calar en gobiernos e instituciones internacionales, frenar su avance se ha convertido en objetivo de las altas esferas de poder religioso y económico, que ven peligrar la base de desigualdades sobre la que se sustentan.
Actualmente nos dirigimos hacia una coyuntura política que dista mucho de un panorama tranquilo. El resurgimiento de la ultraderecha no es casual y sus estrategias para recabar votos se basan en el odio y el miedo hacia lo que hasta hace poco parecía ajeno pero que siempre ha vivido invisible entre nosotros. Aunque haya a quien le moleste, las personas LGTB siempre han existido y existirán. Quitarles derechos no va a hacer que desaparezcan.