En un país LGTBfóbico y machista como Arabia Saudí, ser una mujer trans es todo un acto de valentía que se paga caro. Eso es lo que han tenido que sufrir Amnas y Meeno, dos mujeres transgénero pakistaníes que vivían en el país del Golfo Pérsico.
Al parecer, ambas se encontraban en el interior de su casa celebrando una reunión con otras 33 mujeres trans más, cuando la policía irrumpió por la fuerza. Todas fueron detenidas, pero las autoridades actuaron con especial crueldad con Amnas y Meeno.
A ambas, las introdujeron en sendos sacos y las condujeron a la comisaría. Sin mediar un interrogatorio con las mínimas condiciones, los policías comenzaron brutalmente a pegarles continuadas y brutales palizas hasta que las asesinaron. "Torturar a las personas después de llevarlas en bolsas y golparlas es inhumano", ha querido denunciar la activista transgénero Qamar Naseem. Por su parte, otra defensora de los derechos de las personas trans, llamada Farzana, critica que, en caso de haber delinquido, "les tendrían que haber llevado a los tribunales y no golpearlas como si no fueran personas".
"Nadie está ahí para salvarlas, y que la vida de una transgénero no tiene ningún valor para nadie, ni siquiera para nuestro gobierno", ha denunciado Naseem que actualmente se encuentra a la espera de una respuesta por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Las otras 33 mujeres que se encontraban en la vivienda han tenido mejor suerte, si así se puede calificar. Once de ellas se encuentran ya en libertad tras haber pagado una multa de 150.000 riyales, al cambio, unos 38.000 euros; mientras que las 22 restantes se encuentran aún en prisión a la espera del fallo de la Justicia.
Arabia Saudí, territorio hostil para la comunidad LGTBI
El país árabe es uno de los más beligerantes con la comunidad LGTBI. De hecho, es uno de los pocos que llegan a castigar con la pena de muerte el simple hecho de que dos personas se amen.
Además, al no exisitir un código penal cerrado, la mayoría de las sentencias quedan sujetas a la opinión subjetiva del clérigo de cada zona, por lo que ni siquiera pueden contar con una garantía jurídica a la que atenerse.
La censura en torno a todo lo relacionado con las personas LGTBI es más que manifiesta. En 2016, las autoridades estuvieron a punto de encarcelar a un médico por, simplemente, ondear una bandera del aco iris en la vía pública. Todo ello, en un país que cuenta con la visión más rigorista del islam, la Wahabista.
