Si ya pensábamos que nuestros datos eran poco privados gracias a las redes sociales, la Policía confirma que no. O, al menos, en Holanda, donde agentes especializados en la juventud han demostrado que utilizarán todos los medios posibles para evitar los delitos que se puedan cometer.
En la provincia de Zeeland, al sur de Holanda, el pasado lunes 29 de octubre un grupo de jóvenes que estaban organizando una pelea a través de un grupo de WhatsApp cesaron de golpe sus actividades al encontrarse con que la Policía les estaba hablando como si de un megáfono virtual se tratase: "les habla la Policía. Hemos tomado nota del contenido de este grupo. Con la provocación y la incitación a la violencia ustedes están cruzando un límite. Esto es punible y como Policía no lo toleraremos. Todos los datos y conversaciones de este grupo se han guardado".
Los agentes dieron 24 horas para que los miembros abandonaran el grupo y, si no lo hacían, "podían esperar una visita de la Policía". Les prohibieron crear un nuevo grupo con el mismo fin o continuar en otras redes sociales, pues podrían "ser procesados" por la Justicia.
En vistas de las acciones que ya había tomado la Policía, los jóvenes siguieron las instrucciones, excepto dos de ellos que siguieron su empeño de incitar a la pelea. Por lo tanto, los agentes han tomado sus datos y los han enviado a las oficinas de Halt, una rama del Ministerio de Justicia centrada en los pequeños delitos cometidos por menores.
Gracias a un agente especializado en los jóvenes se logró descubrir qué es lo que estaban haciendo en este grupo de WhatsApp. Acercándose a ellos física y virtualmente consiguió averiguar que "en cierto grupo de mensajería instantánea" se estaba incitando a la violencia. Entonces el policía se puso en contacto con los administradores, que le dieron acceso al grupo.
Un portavoz de la Policía Local señaló que "no es excepcional" que intervengan cuando se tengan "señales" de un problema, pero el hecho de tener que actuar en un grupo de WhatsApp "es menos usual". Aún así, se procedió como se debía, pues "fue lo mejor que se podía hacer" en ese caso para solucionar las reyertas.
Los agentes de la Juventud intentan 'infiltrarse' entre los jóvenes
Los agentes de la Juventud son policías con formación específica para tratar estas cuestiones, intentando "conocer y ser conocidos, de fácil acceso, y por ello hacen visitas a escuelas o van a lugares donde los jóvenes pasan el rato". Se centran en delitos como el acoso virtual entre los adolescentes, agresiones físicas, problemas de drogas o falsificación de documentos para comprar alcohol u otras sustancias.
Aunque desde la Policía aclaran que "es decisión del agente", muchos se abren cuentas en redes socialespara interactuar con los jóvenes y actuar si ven fotos en las que consuman drogas o alcohol, o entrar en grupos de WhatsApp sospechosos, como es este caso.