El intérprete de One Direction Liam Payne ha muerto a los 31 años en un hotel del barrio de Palermo, en Buenos Aires, tras lanzarse por el balcón desde un tercer piso.
Los resultados preliminares de la autopsia concluyen que el cantante falleció por un politraumatismo que derivó en una hemorragia interna y externa, según ha publicado el diario argentino La Nación.
Se trata del resultado preliminar, pero todavía queda por conocer todos los detalles del informe completo, que incluye un análisis más profundo del cuerpo que, entre otros aspectos, determinará si existía la presencia de alguna sustancia que pudiera haber influido en su percepción.
Los investigadores, sin embargo, ya apuntan al posible consumo de drogas de Payne como causante principal de su muerte. Los agentes encargados de la investigación encontraron una botella de whisky y un polvo blanco que se espera analizar en laboratorio porque se sospecha que era cocaína. Este hallazgo se une a otros objetos, como pequeñas velas, papeles metálicos y latas con quemaduras, así como un encendedor y un sorbete.
Estos detalles llevan a los investigadores a sospechar que Liam Payne llevó a cabo todos los preparativos necesarios para intentar producir y fumar crack antes de morir.
Comulga con esta hipótesis el fiscal del caso, Marcelo Roma, que ha emitido un comunicado en el que sospecha de una muerte por suicidio derivada de un brote psicótico."Se presume que Payne no adoptó una postura refleja para protegerse y que pudo haberse precipitado en un estado de semi o total inconsciencia", asegura la fiscalía en un comunicado.
En el caso, además, la Policía de Buenos Aires ha descubierto un dato relevante para la investigación. Payne estuvo acompañado por dos mujeres pocas horas antes de morir. Ambas han sido identificadas y han declarado como testigos en el caso. Además, se ha tomado declaración a tres empleados del alojamiento.
La Justicia intenta investigar quién le vendió las sustancias que provocaron su fallecimiento. Las primeras pesquisas señalan que obtuvo los estupefacientes dentro del alojamiento en el que se encontraba durante su estancia en Buenos Aires.
Claves de las pruebas
El hallazgo de estos objetos apunta, por tanto, a un posible consumo de crack durante los momentos previos a su fallecimiento, que habría sido clave para que se lanzara desde el balcón de la tercera planta del edificio.
El crack tuvo gran incidencia a finales de la década de 1980, cuando fue una de las drogas más peligrosas y vendidas en los mercados ilegales, sustituida con el tiempo por la metanfetamina y el fentanilo.
Tiene forma de roca y se puede producir de forma casera, mezclando cocaína, agua y bicarbonato. La mezcla, al ser calentada con una pequeña vela, atraviesa una reacción química. El crack se separa del resto de la mezcla y se calienta en una pipa o trozo de papel metálico, fumando con un sorbete.
Este procedimiento, sin embargo, deja un dato relevante en el caso. En la vivienda de Payne no se encontró bicarbonato, o al menos no se ha reflejado en la lista del material entregada a la fiscalía. Por este motivo, solo queda conocer el resultado definitivo de la autopsia, para la que el juez ha ordenado la recolección de muestras de sangre, orina y un hisopeado nasal para un test toxicológico.
Las llamadas en el teléfono de emergencias antes de la muerte de Payne han revelado que el cantante estaba completamente alterado antes de su muerte, provocando destrozos. Un empleado del alojamiento pidió una patrulla policial y una ambulancia, pero después redujo su petición al servicio médico. La habitación estaba completamente destrozada y en la televisión se podía presenciar un impacto.