Ken Brown, un agente de policía de 55 años de Cincinnati, en el Estado norteamericano de Ohio, está siendo investigado por disparar a una niña de 11 años por la espalda con una pistola Taser.
El agente investigado activó la cámara que lleva incorporada en su uniforme en el instante posterior a la agresión. Es en ese momento, cuando el policía, de piel negra, le espeta: "este es el motivo por el que no existen este tipo de tiendas para la comunidad negra". La menor había robado ropa y comida por un valor conjunto de 50 euros.
La menor denunció y ahora hay posibilidades de que la causa prospere. Al parecer, el agente habría incumplido diversas normas del protocolo de actuación: mantener la cámara apagada antes de actuar, no avisar a la menor antes de dispararla y espetar comentarios de corte racista contra la víctima.
De hecho, en el vídeo grabado por el agente con la menor en el suelo, se demuestra ese incumplimiento del código reglamentario: "Cariño. Lo último que quiero hacer es darte un golpe así. Cuando digo alto, te paras. Sabes que estás atrapada. Solo detente. Hiere mi corazón hacerte esto", le dice a la niña.
Atendida en el hospital
La menor fue atendida en el Children`s Hospital y posteriormente entragada a sus padres. El vicealcalde de Cincinnati, Christopher Smitherman, ha anunciado la apertura de una investigación para determinar exactamente qué sucedió.
Por su parte, el teniente Steve Saunders, uno de los responsables policiales, asegura que sus directrices le permiten ustilizar este arma contra cualquier persona mayor de siete años.
Sin embargo, no hay unanimidad en el cuerpo: "Estamos extremadamente preocupados cuando uno de nuestros agentes utiliza la fuerza contra un niño de esta edad. Como resultado, haremos una revisión exhaustiva de nuestras políticas en lo que respecta al uso de la fuerza sobre los menores, así como la corrección de las acciones del oficial", dijo el jefe de policía, Eliot Isaac.