En uno de sus últimos mensajes en redes sociales, semanas antes de su prematura muerte el pasado 14 de julio a los 27 años, Perla Zúñiga escribió: "Hoy pienso que hay vida después de la muerte y que deseo ser una chica vienesa con el pelo corto teñido de rubio, que hace su propia granola casera y la mezcla con muchas frutas y cremas de frutos secos. Lleva ropa bonita y de colores y estudia artes".
Perla Zúñiga, en realidad, fue esa chica vienesa, así como muchas otras cosas en una vida marcada desde los 19 años por el sarcoma de Ewing, un cáncer raro que la obligó a confrontar su cuerpo y que generó un profundo y delicado proyecto artístico queer, transformando su pesadilla íntima en una creación artística de una imaginación y emoción excepcionales.
Zúñiga estudiaba Bellas Artes en Madrid cuando recibió su primer tratamiento de quimioterapia. Esa dura experiencia le permitió transicionar en Joven de la Perla: "Si bíblicamente la mujer nace de la costilla de un hombre, yo nazco de una costilla de titanio hecha con una impresora 3D", señaló en una entrevista en 2021.
De Madrid, se trasladó a Berlín y luego a Barcelona, pasando por Londres y Buenos Aires. Mientras la enfermedad avanzaba, Perla continuaba expandiendo su universo creativo, desde la escritura hasta las artes visuales, la performance y el sonido. Sus pequeños poemas visuales reflejaban una práctica artística conectada con la enfermedad, con referentes como Pepe Espaliú, Carolyn Lazard, Nan Goldin y Anne Boyer, pero también con el tiempo, el deseo y el amor.
Uno de sus últimos poemas, publicado en Instagram, decía: "Es 2015 y sueñas con ser artista/ vas a raves, pruebas el ácido/ e idolatras a Robert Mapplethorpe/ es 2016 y planeas mudarte a berlín con tu mejor amiga/ pintas como Tracey Emin y dibujas una paloma blanca en la/ habitación de un hospital/ es 2017, 2018, 2019, 2020,/ 2021, 2022, 2023, 2024/ y sigues soñando/ pese a la enfermedad/ amiga despierta/ hemos creado el backstage del mundo y podemos ir cuando queramos"
La exposición "Cucú" y sus colaboraciones artísticas
Premiada en 2023 en el programa Generaciones de La Casa Encendida, su última exposición individual, titulada Cucú, se presentó en el espacio Cordova de Barcelona. En esta exposición, utilizó jaulas, botes de orina y cajas de mudanza para expresar, con una mezcla única de humor y rabia, su compleja situación vital.
En 2020, participó en la programación de actividades escénicas Gelatina de La Casa Encendida con la pieza sonora Querida célula alterada, y ese mismo año creó un ciclo de lecturas performativas llamado Poem Room. Colaboró regularmente con los comisarios Yaby y actuó como DJ en el Sónar 2023.
Además, fue residente de la fiesta queer Maricxs y cofundadora, junto a Vera Amores, del colectivo CULPA, un espacio destinado a celebrar y reivindicar las existencias trans y no binarias en la vida nocturna.
Aunque uno de los lenguajes que exploraba Perla Zúñiga era la escritura, su concepción de la comunidad la alejaba de cualquier práctica solitaria. Así como defendía la cultura como medio para lidiar con la enfermedad, también veía la amistad como una fuente de creación artística.
En un artículo póstumo titulado Imaginar hospitales, publicado en la web Ctxt, escribió: "Propongo un espacio similar a la capilla, pero laico, y me lo imagino adyacente al hospital, con forma de casa. Esta casita estaría conectada con el mundo de la cultura. Sería un lugar de intercambio centrado en el acompañamiento y la escucha activa".
Al preguntarle por las referencias a Campanilla en su obra, decía: "Mi abuelo siempre me ha llamado Peter Pan. Creo que rescato su figura para rendirle homenaje y reconciliarme con mi infancia. Hacer estos dibujos es mi forma de comunicarme con él, de despedirme, porque siento que no pude hacerlo bien, y él ha sido una figura masculina muy importante para mí. Siempre me esperaba con un cigarro en su Atos azul celeste y un chiste. Me llevaba a donde quisiera y nunca me cuestionaba por llevar falda. Mi humor y mi espíritu anárquico se los debo a él".
Pocas semanas después de esta conversación, esta artista, DJ y poeta fallecía en su casa familiar en un pueblo de la sierra madrileña, rodeada de su familia, amigas y su compañero, el poeta y editor argentino Mariano Blatt. Solicitó que sus cenizas descansaran junto a las de su abuelo.
La luz de Perla, su inteligencia, humor, entereza y clarividencia, marcaron sus días finales, en los que pudo sentir el inmenso amor que había generado a su alrededor y despedirse de los suyos con la brisa de la sierra, el sol y las montañas.
En sus redes sociales, describió su paisaje final así, todo en minúsculas: "hoy me mudé al pueblo. las montañas son mi nuevo dios. alucino que todo lo que hacemos en nuestras vidas no sea por ellas. escucho pájaros al levantarme de la siesta. el vecino corta el césped. mariano me cocina. estoy enferma, pero hoy respiré. fui un rato feliz".
