Año 2014. En plena crisis del establishment español y en el año de resurgimiento de una IU que no levantaba cabeza desde la marcha Julio, surge Podemos, auspiciado por una serie de personajes televisivos vinculados a la politología en la universidad, rompiendo los sueños de IU -una vez más- de ser alternativa al bipartidismo.
A lo largo de 2014 y 2015, el partido púrpura le come el espacio a los de carmesí y sólo una genial campaña capitaneada por el político español mejor valorado salva los muebles de Izquierda Unida el 20D, gracias al apoyo de casi 1 millón de incondicionales. El premio, sin embargo, fue amargo: 2 exiguos escaños por Madrid (si les hubiera costado cada escaño lo mismo que al PP, habrían obtenido 20). Este arreón final acabó haciendo mucho daño a Podemos, al cual ese millón de votos le habría valido para conseguir el sorpasso al PSOE.
Ahora, rojo y morado se juntan, amenazando con convertirse en tendencia este verano. ¡Que tiemble la Fashion Week!
En 2016 se consuma este matrimonio que lleva amenazando con darse desde que en 2014 Pablo Iglesias pidiera a Cayo Lara (coordinador federal de IU) unirse para las elecciones europeas y el comunista dijo "no" al populista. Iglesias esperó al 20-D para decirle aquello de:
- Ya es tarde
- ¿Por qué? -preguntó Lara, sorprendido.
- Porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti.
Y una vez consumada la vendetta, ocurrió lo que suele ocurrir cuando las series se quedan sin trama: los dos protagonistas se enamoran. Y tras todo ello, queda decirnos: ¿Por qué no se ahorraron este juego de amor-odio para acabar confluyendo, como si versionaran la trama de Castle? ¿Es que acaso no son lo mismo?
Pues no. Y hoy, en Los Replicantes, te mostramos por qué la historia de Podemos e IU no ha sido sólo una historia de encuentros, en medidas económicas y sociales, votando juntos en las instituciones y encontrándose luchando en la calle. También es una historia escrita en términos de importantes diferencias.
1 La OTAN
Izquierda Unida nació en 1986 al calor del "no" a la OTAN, aglutinando a diferentes fuerzas a la izquierda del PSOE de Felipe González. Desde entonces, el lema "OTAN no, bases fuera" resuena en mítines, movilizaciones y actos de la coalición de izquierdas, y el rechazo a ésta un pilar un programa anti-imperialista como el de IU. Por ello, levantó tantas ampollas entre el sector izquierdista el fichaje por parte de Podemos de un ex-JEMAD como Julio Rodríguez, quien en su momento defendió la OTAN, así como hace la formación del círculo, quien sólo habla de "modernizar y democratizar el ejército", pero no de salirse de la OTAN.
2 Transversales vs comunistas
Aunque, según el CIS, los españoles sitúan a Podemos alrededor del 2 (en una escala en donde 1 es extrema izquierda y 10 extrema derecha, incluso más a la izquierda que IU) los de Pablo Iglesias (aunque, en este caso, deberíamos situar a Errejón como ideólogo del transversalismo populista de Podemos) se resisten a situarse en la izquierda. Hablaban de combatir la "unidad de la izquierda" con la "unidad de la gente", de situarse en la centralidad del tablero. El mensaje de la federación de izquierdas iría más acorde con eso que dice aquella canción de La Raíz que grita que "hay que romper el tablero; en el exilio los reyes no ganan el juego".
Republicanismo, junto con socialismo, feminismo o ecologismo son la señas de identidad de IU. El nombre de la coalición, por otro lado, no deja lugar a dudas de qué opinan del eje izquierda-derecha. Alberto Garzón dejando claro qué es:
3 Proceso constituyente vs tumbar revisar el régimen del 78
Lo que parecía una similitud entre ambos partidos ha acabado siendo una de sus principales diferencias. Alberto Garzón, abanderado del proceso constituyente (una nueva Constitución) -de hecho, el lema de IU ha sido los últimos comicios "Por un Nuevo País"- se ha topado de frente con quien creía compañeros en este aspecto. Podemos pasó de una campaña -la de las Europeas- centrada en derrocar el régimen caduco y viejo heredero de la Transición y, en última instancia, del franquismo, a una postura más moderada, más "de gobierno" (es como Podemos suele justificar sus virajes al centro). Ahora, el partido asambleista pretende revisar la Transición y corregir, modificar, aquello que se hizo mal, a la vez que se mantiene la estructura del sistema democrático que se construyó a la muerte de Franco.
Sin embargo, Pablo Iglesias, empeñado en romper estas diferencias, ya ha vuelto a virar hacia un mensaje más virulento, apelando a la "herencia franquista" del PP y al "pasado manchado de cal viva" del PSOE en el Congreso, dejando claro que en Podemos no olvidan ese anhelo fundacional de tumbar el régimen del 78 y que si durante un tiempo se dejó de lado en las intervenciones públicas fue por pragmatismo maquiavélico y no por falta de intenciones.
4 ¿Monarquía? ¿República? ¿Referéndum? ¿Un poco de todo? ¿Monarquía para unos, banderitas tricolores para otros?
El advenimiento de la república es un tema, sin duda, sacrílego en la izquierda nacional, desde aquel año 1936 en donde el segundo intento fue frustrado por un golpe de Estado. Por eso fue tan curiosa la estampa de un partido "bolivariano, comunista, marxista-leninista, castrista" (ponga usted la acusación made in PP que quiera) que se alejara de un tema, para ellos, baladí, de menor importancia. Pablo Iglesias llegó a decir que era partidario de un referéndum y que Felipe VI ("el ciudadano Felipe", para los amigos... y para Garzón) era buen candidato para presentarse a las elecciones. Garzón, por otro lado, el de "ciudadano Felipe de Borbón" o los mítines repletos de banderas republicanas, es un republicano confeso, autor de un libro llamado "La Tercera República" (en el cual trata diversos temas de la historia de la teoría política y que, si se me permite, recomiendo a todos los lectores con independencia de su credo político), punto fundamental en todo planteamiento de la federación de izquierdas que representa.
¿Recordáis la canción citada anteriormente de La Raíz? Se llama Rueda la corona y Garzón admitió en Twitter que le encantaba. "En el exilio los reyes no ganan el juego", dice el tema. "Bueno, si se presenta a las elecciones...", podría responder el nuevo socio del malagueño.
5 Imagen pública de sus candidatos antagónica a la de sus partidos
Siempre he dicho que IU el 20D no se dio un batacazo por su candidato, y Podemos hizo historia pese a su candidato. No porque Alberto Garzón sea el Lenin español y Pablo Iglesias una especie de Trotsky, ni porque uno sea mejor que otro. Cada cual tiene su opinión acerca de cada candidato, y no es momento de que yo dé la mía. Pero lo que es indudable es que en España priman las formas. Da igual qué hagas, ¿robas? Mientras sea con traje y corbata; ¿me insultas? Mientras me llames de usted... Y en un país de forma, de continente y no de contenido, Alberto Garzón (el candidato más radical en el contenido de los 5 en liza) surge como el más querido por el electorado: por su mesura, sus pintas de niño bueno (pijus económicus le llamaban) y una fluidez trabajada en estos años de exposición pública contrastan con un partido, el suyo, percibido como viejo, caduco y con ideas decimonónicas. Todo lo contrario que Podemos, el cual se ve como un partido diferente, fresco, con ideas renovadoras y nuevas formas de hacer las cosas. Iglesias, sin embargo, es percibido como un líder antipático, faltón, estratega y demasiado agresivo.
Digamos que, para la opinión pública, Podemos es el Partido Demócrata y Bernie Sanders es Alberto Garzón, mientras Izquierda Unida es el CPUSA (Partido Comunista de los Estados Unidos) y Pablo Iglesias, lejos de ser Angela Davis, sería su Donald Trump bolivariano: carismático a la par que agresivo y polémico. ¿Y Hillary Clinton? Hillary Clinton es, claramente, del PSOE.
Bromas y absurdas metáforas aparte, en este artículo quedan en evidencia que las grandes -o medianas- diferencias programáticas entre Podemos e IU (que he resumido en 4 amplios puntos, pero que podrían ocupar folios) se ven reducidas no ya a 4 puntos, sino a un sólo punto que es el de la opinión pública, quien simplifica la información para hacerla más sencilla de analizar. Y, posiblemente, ese haya sido el interés de dos inteligentísimos políticos, Alberto Garzón y Pablo Iglesias, que van a protagonizar la campaña electoral más especial de la historia, reavivando a dos fuerzas que parecían ya condenadas a la dura oposición, pero que pueden llegar a ser fundamentales en este país pese a sus numerosas diferencias.