Los indicadores de pobreza son objetivos y, según la Universidad Pontificia de Comillas, cuando se expresan en cuestiones energéticas, se pueden resumir en cuatro criterios: un porcentaje desproporcionado de los ingresos destinado a las necesidades energéticas, un gasto menor del registrado en la mitad de la media nacional, el porcentaje de hogares que se demora en el pago de facturas eléctricas o indicadores de temperaturas inadecuadas.
La pobreza energética se contempla en la RAE como vocablo y, en la actualidad, casi uno de cada cinco hogares sufre esta problemática, en términos absolutos, más del 17% de los ciudadanos de nuestro país no puede mantener una temperatura adecuada en sus viviendas por circunstancias económicas. Se trata de 8 millones de personas, con un fuerte incremento con respecto a los registros anteriores.
Los datos proceden de la última edición del informe de referencia sobre pobreza energética en España, presentado en Madrid. El estudio ha sido realizado por la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas, con patrocinadores entre los que se incluyen empresas energéticas como Naturgy, Endesa o EDP.
El informe fue realizado en 2022, en el marco de la invasión de Ucrania y la inflación derivada, que desencadenó un incremento de los precios de la energía que provocó dificultades en muchas familias para calentar sus hogares. El porcentaje de hogares que no pueden acceder a una temperatura adecuada pasó desde el 14,3% en 2021 hasta el 17,1% en el siguiente ejercicio, un 20% de incremento.
"Miedo a la factura"
El incremento en personas en contextos de pobreza energética se ha visto incrementado en casi 3 millones respecto a 2020, año en que estalló la pandemia del coronavirus. José Carlos Romero, coordinador del estudio, explica que existe una "tendencia creciente en muchas familias a restringir la calefacción por miedo a la factura", especialmente en un contexto generalizado de incremento de precios.
Los datos muestran un incremento del 10,1% hasta el 11,8% en el porcentaje de los hogares que gastan menos de la media en su factura energética, un indicador de pobreza. Sin embargo, la única variable que sí ha registrado un mejor comportamiento es el retraso de pagos, que ha pasado de afectar del 9,5% de los hogares en 2021 al 9,2% un año después.
Los datos se basan en las encuestas de Presupuestos Familiares (EPF) y de Condiciones de Vida (ECV), publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) e intentan realizar una radiografía sobre la situación de la población española en relación al pago de sus facturas en el consumo de luz.
