La religión no gusta. Al menos no atrae de la misma manera que antaño, cuando en algún momento de la historia el mundo llegó a moverse por los principios y bases de la religión. Las nuevas generaciones vienen con otras motivaciones, otros principios y otros aprendizajes. Valores que distan mucho de los que tenían nuestros abuelos o antepasados más cercanos. El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha alcanzado un dato histórico, después de averiguar que la población española ya no es mayoritariamente religiosa.
Por primera vez, el número de ateos supera al de católicos. Los católicos practicantes se situarían en minoría frente a los no creyentes, alcanzando al 22,7% de los encuestados. Una cifra realmente sorprende si tenemos en cuenta la gran penetración del catolicismo en la historia de España. La población atea, agnóstica o no creyente encuestada es de un 29%, casi siete puntos por encima de los feligreses. Un 2,3% pertenece a un grupo minoritario, seguidor de otras religiones como el islam o el judaísmo.
Tras una gran presencia de la institución durante el régimen franquista, el país quiso dejar su lado más conservador a un lado con la muerte del generalísimo, algo que se consolidó con la llegada de la democracia. España se declaró como Estado aconfesional en su Constitución de 1978 y limitó la participación de la Iglesia en las instituciones. Aunque no se ha reconocido ninguna religión de manera oficial desde entonces, el Estado sí ha mantenido colaboraciones de carácter económico con la Iglesia católica, institución imperante en nuestro país desde hace siglos.
Según los datos del centro de estudios Pew Research Center, España es el país que ha generado una mayor caída con respecto a este dato, según El País, debido a la "secularización que vino en la transición", tras la cual la población del país empezó a replantearse la relación entre nacionalismo y religión. De manera contraria ocurrió en los países ex soviéticos, pues tras la caída de la URSS, Ucrania, Bielorrusia y Letonia contaban con más ciudadanos fieles, al contrario que en España. Sin embargo, nuestra pérdida no nos sitúa a la cabeza de ningún ranking, pues países como Suecia, Dinamarca o Bélgica aún se sitúan por encima en lo que a laicismo y aconfesionalismo se refiere.
Por primera vez en mayoría
El sorprendente dato ha pillado por sorpresa a muchos, y es que a pesar de que dentro de este grupo se encontrarían también los agnósticos, los ateos siguen superando en puntuación a cualquier grupo. De ese 29% de no creyentes, un 13,3% se han declarado ateos, un 8,3% indiferentes y un 7,5% agnósticos. Otra manera de decirlo sería asumir cuanto antes que casi tres de cada diez españoles no simpatizan con ninguna religión, ni siquiera la Iglesia católica, de la que se han separado radicalmente con este posicionamiento.
Las comunidades autónomas en las que menos reputación tiene son Cataluña y el País Vasco. Sorprendente coincidencia si tomamos en cuanta su postura tradicional nacionalista, movimiento social de identidad cultural por el que ambas regiones de España se han visto envueltas en polémica desde hace siglos, donde la religión ha acabado relegada a un segundo plano. Aunque en Cataluña un 52% se declara católico, es sentenciador conocer que el 73% no va a misa.
#Cataluña#PaísVasco y #Navarra comunidades con más porcentaje de ateos y agnósticos, según el barómetro del #CIS. Conoce aquí todos los resultados https://t.co/tLIUv3UElN#Religiónpic.twitter.com/CInr966amE
— andaluciaendatos.es (@andaluciadatos) April 16, 2019
En Euskadi, el número de ateos, no creyentes y agnósticos (42,5%) vuelve a superar al de feligreses, que apenas alcanzan el 13,8% de la población. De la misma manera piensan los habitantes de la Comunidad Valenciana, que niegan totalmente su participación religiosa en un 32,3% de los casos. De la misma manera ocurre en la capital y en su comunidad, donde el 15% de ateos, 13,5% de agnósticos y el 6,9% de no creyentes superan en gran medida al de católicos practicantes (20,4,%).
Por otro lado, la comunidad más católica es La Rioja, donde el 90% de sus habitantes se han declarado católicos fieles, seguidos de cerca por los manchegos, los castellanoleoneses, los extremeños, los murcianos y los andaluces. En el caso de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, el número de creyentes católicos ha igualado prácticamente el de personas que practican el islam, probablemente por su presencia en África y los países fronterizos.