El pasado 20 de julio la Policía Nacional detuvo a Dumitru, un hombre rumano de 46 años que abusó sexualmente de cinco niñas, dos de ellas hermanas, en Colmenar de Oreja (Madrid). El tatuaje que lleva en su brazo derecho le delató, ya que en los vídeos hallados por la Unidad de Ciberdelincuencia en la Deep Web se podía ver a un hombre con un dibujo en el antebrazo. Tras una investigación a contrarreloj y con ayuda de la policía rumana, consiguen localizar el paradero de alguien que puede ser el apodado como el nuevo 'nancysex'. Al ver su brazo, saben que lo tienen.
El diario El Mundo ha podido hablar con la esposa del detenido y asegura que se encuentra "destrozada" y que está "tomando pastillas". Ella asegura que no sabía que su marido abusaba de menores, todas ellas rumanas, ni que para conseguir su objetivo primero las grababa con minicámaras elaboradas por él mismo y después se hacía amigo de sus padres. Una vez entablaba una relación se ofrecía a cuidarlas cuando ellos no pudiesen hacerlo y abusaba de ellas en su propia casa (al menos en un caso) pero también llegó a hacerlo en la casa en la que vivía con su esposa y uno de sus hijos, de nueve años. La otra hija del matrimonio es mayor de edad, pero no reside en la casa familiar.
"Yo no he visto ninguna cámara ni nada. Salgo a trabajar a las seis de la mañana y no vuelvo hasta las cinco de la tarde", explica la mujer al citado medio. Y es que Dumitru fabricaba minicámaras para grabar a sus víctimas y luego subir esos vídeos a las red TOR, la web en donde pedófilos de todo el mundo intercambian contenidos. La Unidad Central de Ciberdelincuencia le tenía identificado como uno de los pederastas más peligrosos en España, "un verdadero degenerado", aseguran.
Sólo guardaba los vídeos en su móvil
La policía española supo de él después de que las autoridades australianas localizasen siete vídeos subidos por un hombre rumano a una base de la Interpol. Finalmente, consiguen localizarle en un pueblo de Madrid, Colmenar de Oreja, en el que la población de rumana asciende a 233 personas. Ellos se fijan en las las manos del varón que buscan, son "callosas, con heridas y suicias, como muy trabajadas, de currela". Aunque tienen cuidado porque según explican, existen "manuales de pederastas" para despistar a las autoridades entre los que recomiendan poner un periódico o programa de televisión de otro país. Así dar con ellos resulta más difícil.
Sin embargo, Dumitru que sólo guardaba los abusos en su móvil, nada de ordenadores, no siguió los pasos que marcan otros pedófilos en la red y en sus vídeos incluso hablaba rumano. En las grabaciones su rostro casi no se aprecia, pero la Policía llega hasta Colmenar de Oreja tras reunir varias pistas, entre ellas recibieron unas imágenes de la Policía rumana y de forma paralela localizan a varios padres de algunas víctimas gracias a las técnicas de reconocimiento facial. Estaban cada vez más cerca.
Lo que le delató fue el tatuaje, al que se aferró la Policía para identificarle, miraron cientos de veces las imágenes en las que aparecía, tratando de averigüar qué significaba, no lo logran. Sin embargo, tras vigilarle y darle el alto cuando salía de tomarse un café e iba de camino al trabajo, justo al lado, ven el tatuaje y saben que es el varón que abusó de cinco niñas rumanas.
Algunos vecinos han hablado para varios medios, pero todos aseguran que nunca habían visto a Dumitru entrar a su casa con las menores. Sus compatriotas no hablan sobre el asunto y en el local en donde el pedófilo solía acudir hasta hace un tiempo, sólo dicen que le conocían de vista.