La polémica está servida encima de la mesa y no es para menos. Cuando tienes una larga sombra de acusaciones no es de extrañar que sigan apareciendo más. Este es el caso de Plácido Domingo, que actuó durante la primera semana de agosto en el Teatro Colón de Buenos Aires mientras que la Policía Federal argentina estaba investigando sobre su presunta vinculación a una secta que estaba relacionada con una Escuela de Yoga.
La organización clandestina contaba con un fuerte vínculo en la trata de personas y en las ofertas de servicios sexuales. En una minuciosa investigación, el nombre del conocido tenor aparecía en diversas conversaciones telefónicas que fueron interceptadas en el marco de la operación de la Escuela de Yoga de Buenos Aires, la cual ha contado con el arresto del líder octogenario Juan Percowicz.
Son muchas las dudas sobre la vinculación existente entre Plácido Domingo y la organización, pero en una de las grabaciones filtradas, se escuchaba al tenor hablar con una tal Mendy, miembro de la denominada "secta del horror", donde quedaban para cenar y verse, a lo que la investigada respondía: "Tendré que sacrificarme una vez más, tengo mucha vocación de servicio". Sobre ello, la acusada se lo notificaba a Percowicz, quien con un tono de humor aseguraba que todo iba según lo previsto.
La escuela de Yoga de Buenos Aires comenzó su actividad clandestina hace más de tres décadas, estando en el punto de mira de la policía que en varias ocasiones ya comenzaron algunas investigaciones. Según se ha podido conocer y así consta en la causa abierta, al menos siete mujeres fueron incorporadas a la organización por sus familias cuando eran niñas o adolescentes para ser explotadas sexualmente en la secta.
Así funcionaba la secta del horror
Domingo, que fue denunciado por acoso sexual en Estados Unidos, no formaba parte de la investigación argentina, aunque bien es cierto que su imagen está siendo altamente afectada por las acusaciones. La secta en la que presuntamente el tenor contaba con una estrecha vinculación, era conocida por captar a sus adeptos bajo la finalidad de desarrollarse espiritualmente para encontrar la felicidad.
La organización clandestina liderada por Percowicz contaba con un alto impacto social. Tanto es así, que recibía financiación de importantes empresas del país y bancos, que se complementaba por los pagos por la explotación de personas y dinero relacionado con el sector inmobiliario. Cabe destaca que la policía argentina logró incautar más de un millón de dólares en uno de los registros realizados.
La academia de yoga entró en funcionamiento en 1986 y según apuntan en la década de los 90 ya existía la temida secta, aunque no lograron desmantelarla por presiones que recibieron. Al parecer, Mendy contaba con un papel histórico y se encargaba de los servicios de explotación sexual, laboral y prostitución de lujo según las investigaciones.