Este martes hemos vuelto a saber de los refugiados. Tras unos días de ausencia en los medios, no ha sido fácil silenciar el desalojo forzoso que Grecia ha comenzado de madrugada en el campo de Idomeni, la puerta de entrada a Europa a través de Macedonia. Los refugiados están siendo reubicados en otros campos estatales, aún con la ínfima esperanza de conseguir ser alojados por alguno de los países europeos, cuyas plazas siguen resultando muy escasas en comparación con la cantidad de personas que huyen a diario de Oriente Medio. Al menos, eso sí, no tan escasas como los 38 únicos refugiados que han llegado a España desde que el conflicto estallara, 20 recién llegados este 24 de mayo, después de realizar este reportaje.
Las ínfimas esperanzas de los refugiados se volvieron un poco más ínfimas el 18 de marzo, cuando la Unión Europea aprobó un Tratado con Turquía por el cual las personas que llegasen serían repatriadas a este país. El día en que entraba en vigor llegaba a Atenas Mónica Hidalgo, una farmacéutica española con ganas de echar una mano en lo que se pudiese. Lo hacía con una maleta cargada de ropa y enseres para donar a las miles de personas que se concentran en los campamentos de Grecia a la espera de que los países tomen las decisiones por ellos.
Mónica decidió quedarse en Atenas para ayudar en el puerto del Pireo, donde un campo de refugiados improvisado concentraba a más de 6.000 personas. "El Pireo era un campo sin duchas, sin pabellones, en el que se malvive", recuerda. Grecia, en plena fase de desarme como muestran las acciones de Idomeni, ya ha ido desalojando el puerto, en el apenas quedaban unas 1.000 personas en el momento en que Mónica habló con Los Replicantes. "Lo querían desalojar antes de la época turística porque se ve que no vende mucho llegar de un crucero lujoso y encontrarte un campamento", ironiza con rabia. "Me daba vergüenza que los refugiados me diesen las gracias por gastar allí mis vacaciones, porque nadie tendría que gastar sus vacaciones si se hicesen las cosas como deben hacerse".
1 La llegada al Pireo, un campo de refugiados improvisado en Atenas
¿Cuándo y dónde estuviste en Grecia?
Fui a Grecia en Semana Santa, aprovechando las vacaciones, un total de 10 días. Yo llegué justo el día en que entraba en vigor el Acuerdo de la Vergüenza, el 20 de marzo. Tenía pensado irme a Lesbos pero como había bastante incertidumbre sobre qué iba a pasar con los voluntarios independientes me quedé en Atenas.
¿Por qué no fuiste a Idomeni o Moria, los campos más grandes?
Me quedé en Atenas pensando que a lo mejor viajaba a Idomeni pero cuando llegué al puerto del Pireo y vi a 6.000 personas durmiendo en tiendas de campaña, a la intemperie o en los centros de espera que hay para los turistas que esperan a un barco decidí quedarme allí.
Además, los campos grandes son estatales y están militarizados, el acceso es muy restringido, se puede intentar con una ONG pero yo iba en solitario. Algo que por otro lado es un problema porque apenas hay ojos internacionales que alerten de lo que ocurre en el interior. Yo conocí a una periodista de uno de los periódicos españoles más importantes y creo que todavía no ha conseguido entrar, ni siquiera acreditándose.
Decidiste quedarte entonces en el puerto de Atenas. ¿Qué es el Pireo?
El Pireo es un puerto en el que acamparon los refugiados que buscaban un barco para viajar a otro país, los llegados de las islas griegas o los que estando en Idomeni se cerró la frontera de Macedonia y se habían vuelto a Atenas pensando que a lo mejor podían moverse a otro país. No era un campo oficial, sino improvisado según iba llegando la gente. Estaba compuesto por cuatro zonas alrededor de las dársenas de espera de los pasajeros, donde paran los ferris y demás. Los típicos edificios con máquinas expendedoras para la gente que va a coger un barco. En un principio empezaron ocupando estos edificios y, al aumentar la gente que llegaba, fueron acampando en los alrededores, con tiendas de campaña los que tenían más suerte. Había algunos que ni eso.
Apenas hay ojos internacionales que alerten de lo que ocurre en el interior de los campos de refugiados
¿Está cerca de Atenas ciudad? ¿Cómo es la relación con los griegos?
Sí, es un puerto como el que puede ser el de Valencia o Barcelona, está en la ciudad. Yo llegaba todas las mañanas en metro.
He encontrado mucha solidaridad en los griegos, mucho compromiso y una respuesta muy grata cuando los refugiados necesitaban ropa o comida. Yo estuve en Semana Santa y notaba que venía más gente a ayudar en días festivos y fines de semana, gente de Grecia. Había grupos voluntarios de médicos griegos para atender a los refugiados, grupos de movimientos sociales, anarquistas que incluso estaban ocupando edificios vacíos del Estado para alojar a familias más vulnerables, como antiguas escuelas y facultades de Atenas. La gente de Grecia está siendo muy solidaria, se ha pedido el Nobel de la Paz para el país y yo firmaría mil veces.
¿Aludían a su situación económica durante los últimos años de crisis para ayudar a los refugiados?
Yo pienso que, primero, los que menos tienen son los que más dan siempre. Por otro lado, Grecia es un país que ha sufrido muchas migraciones, parece que el sentimiento de ayuda lo tienen en su ADN. Y también es eso, llevan años de crisis ayudándose unos a otros, muchos han vivido gracias a la ayuda de sus vecinos.
2 La vida en los campos de refugiados
¿Cuál era el ambiente en el campamento del Pireo?
La gente está muy desanimada. Lo más difícil para ellos es conseguir ayuda psicológica especializada. Han pasado por unos caminos larguísimos y llegar allí y encontrarse fronteras cerradas, que no pueden continuar y que no saben qué va a ser de su futuro hace que lo pasen muy mal psicológicamente. Mucha gente ha perdido familia o amigos por el camino, o han tenido que dejar a seres queridos en Siria y no saben si siguen vivos o no. Conocí a gente que había llegado a Turquía y allí el bote para ir a Lesbos era tan sumamente caro que las familias se habían tenido que dividir.
¿Y qué recursos hay?
La comida es otro factor importante, no hay suficiente. Al principio la preparaban un grupo de voluntarios griegos que había montado unas cocinas improvisadas. A los días de estar yo allí se hizo cargo el Ejército. Su comida era mucho más escasa y no se pensaba en su cultura, cosa que los griegos sí habían considerado y cocinaban, dentro de lo que podían, con los condimentos y los métodos de los países árabes. El Ejército evidentemente no tenía esa sensibilidad e incluso llegaron partidas de comida en mal estado.
¿Cuáles eran las condiciones sanitarias en el campamento?
Había gente que no se había duchado en un mes o más, con lo cual había algunos casos de sarna y piojos. También había mucha gente que traía heridas del camino y se les habían infectado porque las condiciones sanitarias tampoco son muy buenas, o algunos casos de hepatitis A. Es cierto que para las condiciones en las que están, poco había, podría haber habido muchos más contagios y enfermedades. El grupo de anarquistas griegos lo hacía muy bien, acudía con médicos voluntarios tienda por tienda una vez a la semana para ver cómo estaba la gente, ya que había muchos que estaban enfermos y no se atrevían a salir e ir a un hospital pensando que podían mandarlos a un centro de internamiento. La zona del puerto la veían como un lugar seguro, así que los médicos tenían que convencerlos para salir y que fueran atendidos correctamente.
¿Había momentos de tensión?
Hay que tener en cuenta el nivel de frustración provocado por no saber qué va a ser de ti. Había gente que había ido y vuelto varias veces a Idomeni pensando que se les iban a abrir las fronteras. Hubo momentos de mucha tensión, por que se les colasen en el reparto de ropa lo mismo se quedaban sin vestirse con prendas secas ese día, por ejemplo.
Las familias han tenido que vender todo o pedir dinero prestado, e incluso hacer una selección de los miembros que se lanzaban al mar
¿Cómo afecta esta dura experiencia en sus relaciones?
Se van resquebrajando las familias, claro. Es verdad que están bastante unidos y son bastante solidarios entre ellos, en líneas generales yo no creo que fuera capaz de convivir tan bien como hacían ellos, teniendo en cuenta que duermes en tiendas de campaña, que a lo mejor llevas un mes sin ducharte y que no sabes qué ha sido de otros seres queridos ni qué va a ser de ti. Bastante bien se desarrollaba todo siendo 6.000 personas que además proceden de realidades distintas: no solo hay sirios, también hay afganos, paquitasníes, iranís... Muchos países que a lo mejor arrastran conflictos entre ellos, con lo cual tienen que salvar esas diferencias que traen para poder convivir.
¿Cómo os organizabais los voluntarios?
No había grandes ONGs, eran todos voluntarios independientes. Por las mañanas teníamos una reunión los que habíamos ido ese día, en la que distribuíamos las tareas y los puestos, como el reparto, la cocina y demás, en función de los que estábamos y las necesidades.
¿Los refugiados forman parte de la organización?
Algunos sí, sobre todo los que saben inglés nos ayudaban como traductores, ya que la mayoría de la gente habla farsí o árabe.
Cuando ya están en Grecia, ¿deben pagarse ellos mismos los desplazamientos por el país?
Sí. Las familias han tenido que vender todo o pedir dinero prestado, e incluso hacer una selección de los miembros que se lanzaban al mar y los que no se lo podían permitir. Unos padres que tengan que elegir qué hermano va y cuál se queda en Siria es otra dificultad añadida a la dureza del camino. A nosotros nos contaban que al principio los viajes de las mafias -porque no olvidemos que son unas mafias los que los llevan de Turquía a Lesbos en barcas de goma- costaban hasta 3.000 euros. Había gente que le daba el bebé a una vecina para que lo trajera a Europa y ellos se quedaban en Turquía porque no podían seguir viajando o tenían que volverse a su país.
3 Las consecuencias de las decisiones de Europa en los refugiados
¿Qué ayudas se reciben por parte de instituciones y otros países?
Hay un almacén gigante en la antigua Villa Olímpica que es donde se recibe toda la ayuda que llega de otros países. Desde allí se distribuye tantos a los campos improvisados como el del Pireo, como a los campos oficiales, gestionados por el Ejército. Desde fuera de Grecia lo que más llega es ropa, material de higiene y también cosas para niños pequeños, como sillas de bebés, juguetes y material escolar. Desde dentro del país se dona bastante comida.
18 de marzo: la Unión Europa aprueba la expulsión de refugiados a Turquía. ¿Cómo cambiaron las cosas en los campos?
Yo llegué el día 20, justo cuando entraba en vigor. Había muchísima gente que estaba en Moria, el campo de Lesbos, que había pasado de ser un campo de paso a un campo de detención para devolverlos a Turquía. La gente allí estaba intentando acelerar los trámites para irse a Atenas o intentar llegar a Idomeni, en la frontera con Macedonia.
Por lo que me comentaban los voluntarios griegos, la gente antes de ese día tenía la esperanza de que se abrieran las fronteras de los países europeos. Cuando entró en vigor el Tratado de la Vergüenza fueron conscientes de que a lo mejor no había tanta esperanza, y eso desanima mucho, provoca estados de ánimo muchísimo más bajos.
Vamos a acabar convirtiendo el Mediterráneo en otro cementerio de personas que se cogen una lancha en Turquía para ver si llegan a las costas italianas
¿Cómo se tramita el asilo en Europa de los refugiados?
El problema es que no tienen mucha información y no hay muchos recursos, Grecia es de los países más pobres de Europa y no tiene posibilidades administrativas como para gestionar tantas solicitudes. En principio se tendría que estar gestionando a través de los campos de refugiados porque hay mucha gente que llegó antes del Tratado de la UE, por lo que tienen derechos. Pero bueno, evidentemente esta es solo la idea y, como te comentaba antes, tampoco hay gente que vigile y confirme que se está cumpliendo.
¿Durarán mucho más tiempo los campos de refugiados?
Ahora mismo lo que se está haciendo es desalojar los campos, tanto Idomeni como el Pireo. Este lo querían desalojar antes de la época turística porque se ve que no vende mucho llegar de un crucero lujoso y encontrarte un campamento. De hecho, una compañera me contó que a los que no habían conseguido trasladar a los campos los habían puesto detrás de un puente, para que no se les viera mucho.
¿Qué le queda a la gente que está en Grecia? ¿Pueden seguir avanzando hacia Europa?
Esa es la pregunta del millón, qué les queda. Creo que ahora nos toca a nosotros, a los países y a sus habitantes, exigir que esas personas tengan derecho a venir. Nos toca ser su voz, cada vez están más silenciados, ya apenas salen en la televisión. Hace unos días hubo una carga brutal con gases lacrimógenos en Idomeni y no lo hemos visto, yo lo sé por gente que conozco allí pero en los grandes medios no ha salido. Cada vez están más silenciados y creo que tienen menos oportunidades, todos sabemos que los enormes campos de refugiados que hay ahora en Jordania o en el Líbano llevan ahí cuatro, cinco o más años.
¿Crees que se podrían crear estos campos permanentes en Grecia?
Puede ser. El problema es que la gente que huye ahora tiene miedo de ser deportada y está buscando rutas alternativas más largas y muchísimo más peligrosas. Vamos a acabar convirtiendo el Mediterráneo en otro cementerio de personas que se cogen una lancha en Turquía para ver si llegan a las costas italianas. Es de locos.
4 El papel de España en la crisis de los refugiados
Solo han llegado 18 refugiados a España de los más de 16.000 a los que estamos obligados a acoger. ¿En qué están pensando en el Gobierno?
Nadie lo sabe, es una vergüenza, sobre todo teniendo en cuenta que hay bastates ciudades, como Madrid, Barcelona o Zaragoza, ofreciendo infraestructuras para acoger a miles de personas. Lo que me da bastante pena es que como ciudadanía tampoco es que estemos haciendo mucho. Tenemos manifestaciones pero en la última de Madrid fueron 1.500 personas, que no es nada, mientras que al lado se estaban manifestando sobre quién debía ganar 'Gran Hermano VIP'. Estamos fallando tanto a nivel gubernamental como a nivel social, falta más gente exigiendo que los refugiados tengan un futuro y falta un poco de empatía en la sociedad, a todos nos podría pasar esto. Siria hace cinco años era un país rico, de repente hay unas revueltas que acaban así y tienes que salir de casa con lo puesto.
¿Cómo afronta una persona de España el shock de encontrarse en un campo de refugiados?
A mí me costó muchísimo gestionarlo cuando volví a España, centrarme y volver a la realidad y a mi trabajo. Cuando vuelves es cuando te das cuenta de todo lo que has vivido porque cuando estás allí no paras, tienes que hacer mil cosas, no te da tiempo a reflexionar. Pero cuando llegas aquí, te sientas y piensas en lo que te han contado y en lo que han pasado, empiezas a colocar sentimientos y a darte cuenta del genocidio que estamos permitiendo desde Europa. Un genocidio total y absoluto.
¿Qué percepción del resto de Europa tienen ahora los refugiados?
Recuerdo que un señor afgano me preguntó un par de cosas que se me quedaron marcadas. Primero, por qué teníamos más cariño a los sirios que a los afganos, él veía que había mucha movilización por el tema de Siria y me decía que ellos 'solo' llevan 5 años de guerra, mientras que en Afganistán llevan 30. Y es cierto, creamos refugiados de primera y de segunda, aunque sea sin querer hablas de ellos como si fueran solo de Siria. Segundo, me preguntó cuánta gente teníamos en España. Le dije 18 y él entendió que eran 18.000 porque en su cabeza no cabía que solo pudiesen ser 18 personas. Le pedí perdón, le dije que lo sentía, pero que tenemos el gobierno que tenemos. A mí me daba vergüenza que me diese las gracias por gastar allí mis vacaciones, porque nadie tendría que gastarlas si se hicesen las cosas como deben hacerse.
Un señor afgano me preguntó cuánta gente teníamos en España. Le dije 18 y él entendió que eran 18.000 porque en su cabeza no cabía que solo pudiesen ser 18 personas
¿Qué puede hacer la gente que quiera ir a Grecia o ayudar de cualquier otra forma en el conflicto?
Allí se necesitan siempre manos. Yo les invitaría a que visitaran la página de Facebook Canal Refugiadxs y a que contactaran con la gente que hay ahí, porque hay muchísima información actualizada y es de primera mano, de gente que está en Grecia. No buscaría grandes asociaciones porque no están por ejemplo en sitios como el Pireo, pero hay grupos que sí se están movimiendo como Bomberos en Acción, Proactiva o Fotomovimiento. Pueden aconsejar muy bien y hacer llegar donaciones, a veces van con camiones o furgonetas cargadas de cosas.
Y por favor, le pido a la gente que no se olvide de los refugiados aunque no salgan en los medios y que no dejen de exigir al gobierno que cumpla con el límite que tiene que acoger, que ya de por sí es irrisorio si lo comparamos con los más de 50.000 refugiados que hay en Grecia. Es lo mínimo que podemos hacer.