Ese mantra repetido continuamente en el que se afirma que "ya está todo inventado" en el planeta Tierra es algo todavía incierto. Aún no vuelan los coches a la misma altura que los edificios, como auguraban algunas de las películas estrenadas hace unas décadas sobre los años en los que nos encontramos. Ni se pueden realizar viajes a través del tiempo, algo que, quién sabe, podría ser una realidad algún día.
En un futuro no muy lejano, quizá dentro de 10 o 15 años, cualquier persona podría acercarse a una farmacia a solicitar un paquete de ibuprofeno. Y, de paso, por qué no, una cajetilla de píldoras de la felicidad que provocarán un mayor bienestar dentro de una pareja. Esa fuerte discusión que se tuvo la noche anterior debido al descuadre de las cuentas económicas o a un debate político intenso, podría tener fácil solución al suministrarse una pequeña píldora. El debate moral sobre la idoneidad de su uso, por supuesto, sería muy acalorado entre los sectores más conservadores de la sociedad.
Los avances de la neurociencia podrían hacerla realidad
Los científicos se encuentran inmersos actualmente en resolver los problemas más trascendentales del ser humano. Encontrar la cura del cáncer o frenar otro tipo de enfermedades mortales es la prioridad de cualquier investigador que ame su trabajo por encima de todas las cosas económicas. Sin embargo, también existen los profesionales dedicados a averiguar otros misterios que podrían hacer la vida diaria de cualquiera todavía un poco más fácil.
Gracias a los avances de la neurociencia y a los conocimientos que se van obteniendo del cerebro humano, en 10 o 15 años podría existir una píldora de la felicidad. Los estudios se encuentran centrados en explorar el funcionamiento de las neuronas para determinar por qué actúan de una forma u otra.
Cuando existe atracción física entre dos personas, se liberan diferentes hormonas entre las que se encuentran la adrenalina, la dopamina, la oxitocina y la serotonina. Cuando estas hormonas se desprenden, el cuerpo entra en un estado de calma, alivio del dolor o euforia, entre otros estados. Este pack hace que un individuo se quede "enganchado" emocionalmente. Precisamente, una fórmula química pretende lograr su reproducción en los laboratorios para comercializarse en las farmacias de todo el mundo.
Este pequeño "cóctel" de hormonas replicados en una fórmula científica podría crear adicción, como cualquier otro tipo de droga. La oxitocina tiene unos efectos parecidos al alcohol. Esta hormona desinhibe a las personas y les permite entrar en un estado de sociabilización que hace que el ser humano explore nuevas relaciones pese a que no conozca al otro sujeto. Esta hormona se genera de manera elevada durante los primeros 9-18 meses tras iniciarse una relación sentimental. Algunos investigadores creen que es la clave para mantener la fidelidad en la pareja.
Sin embargo, estos fármacos no solo podrían aumentar la pasión entre dos personas, sino que también podría disminuirla. Esto ayudaría a superar fácilmente una ruptura. Pese a ello, el neurocientífico Anders Sandberg, de la Universidad de Oxford, afirma que una ruptura puede servir para que la persona afectada crezca, madure y sepa afrontar nuevos retos en el futuro. Por el contrario, considera que podría ser beneficioso utilizar este tipo de fármacos solo cuando la separación se convierta en un verdadero problema para el afectado, pudiendo derivar en homicidio, suicidio o violencia de género.
El neurocientífico plantea utilizar esta pastilla en cuatro situaciones: cuando el amor es perjudicial; cuando se haga de manera voluntaria; cuando ayude a conseguir metas a largo plazo por encima de los sentimientos y cuando la psicología no permita superar una relación y se agoten todas las vías tradicionales.
La puesta en marcha de estas píldoras podrían generar un fuerte debate moral sobre su utilización ya que se corre el riesgo a que se deshumanicen las relaciones. Sin embargo, Sandberg asegura que, combinado con una terapia de parejas, podría funcionar.
La utilización de esta píldora para enamorarse a primera vista podría resultar hasta ridícula. Sin embargo, a día de hoy existen otros métodos de seducción o de aplacamiento de los sentimientos como podría ser el alcohol o los antidepresivos. Por lo tanto, su aplicación no estaría tan alejada de las fórmulas cotidianas que perviven a día de hoy.