Amna Bibi, una mujer paquistaní de 31 años, ha perdido a su bebé en la semana 34 del embarazo después de haber sufrido una caída en la bañera y que se negaran a atenderla en el hospital por tener que guardar cuarentena.
La mujer viajó con su marido hasta Londres y fue inicialmente tratada por personal médico especializado en la capital británica. Pero todo cambió repentinamente cuando dejaron de atenderla, pese a que había sufrido una aparatosa caída y se encontraba en el tramo final del embarazo.
Las restricciones del coronavirus solo permiten un desplazamiento y Amna Bibi ya había hecho dos porque los necesitaba. A partir de entonces, la retuvieron en la habitación y solo la facilitaban paracetamol para el dolor.
"No quiero que otra mujer pase por lo que yo pasé"
La mujer ha expresado ahora el "trauma" que vive tras el dolor que ha supuesto para ella perder a su bebé: "No quiero que otra mujer pase por lo que yo pasé", ha declarado. Asegura que no recibió la atención que necesitaba pese a que estaba sufriendo fuertes contracciones y un sangrado que la hizo ver que era demasiado tarde.
Lamenta que "su propia vida también estuviese en peligro" tras abortar por no poder ir a un hospital, así como por el hecho de que su bebé también se podría haber salvado si se hubiese realizado una ecografía a tiempo, tal y como le explicó el doctor posteriormente.
