Todo seguidor y seguidora de 'Operación Triunfo' ha sido testigo de la gran polémica que rodeó a Los Javis tras acercarse a la Academia a dar una clase magistral. Los que en la edición pasada fueron profesores de interpretación, colaboran de nuevo con el programa aunque de manera puntual dando algunos consejos y talleres de interpretación para los concursantes de 'OT 2018'. Sin embargo, su método no pareció gustar a mucha gente.
La clase magistral que dieron Javier Calvo y Javier Ambrossi giraba en torno a la expresión de las emociones, una característica que un cantante debe manejar para saber transmitir el tono de la canción que interpreta en cada momento. Animaban a cada concursante de 'OT' a buscar sus emociones, saber qué sienten, y a "llevarlo fuera", es decir, expresarlo delante de los demás. Así, una buena manera de llegar a ese punto es hablando de cómo se sienten dentro del programa y cómo se están adaptando en esta primera etapa. Después, una vez identificado cómo se sentía cada uno y cada una, debían expresarlo por medio del baile. En cada una de las dos fases de la clase, más de un concursante se echó a llorar, habiendo sido muy sonado el caso de Alba Reche, a la que le llegó a faltar el aire, temiendo que empezara a sufrir un ataque de ansiedad.
La expresión artística de las emociones
Una de las mayores críticas que se hizo a Los Javis fue que ellos no podían ejercer de psicólogos en el programa, intentando que las personas conocieran y expresaran sus emociones. En verdad, desde la psicología se trabaja más la gestión de emociones, es decir, una comprensión de las emociones y el conocimiento y práctica de técnicas que nos permitan que las emociones no nos dominen en según qué situaciones, cómo comprender las de los demás, o cómo manejar las emociones más extremas que no podemos controlar para evitar conflictos propios y con otras personas.
Sin embargo, desde la clase de 'OT 2018' no se buscaba gestionar las emociones, sino identificarlas y expresarlas con un fin artístico. Sí es cierto que en nuestro día a día cada persona tiene una manera diferente de expresarlas, y no para todo el mundo es efectivo, por ejemplo, llorar ante la tristeza, o gritar ante la ira. Se pueden expresar también por medio de la palabra, así, es tan válido llorar como contarle a una persona cercana qué te está entristeciendo.
El problema de no expresar nuestras emociones es que empezamos a fingir que no ocurre nada, que no tenemos ningún problema, y entonces no lo resolvemos. El no llorar no nos hace daño, pero si somos una persona que nuestra mejor manera de expresar la tristeza es de esta manera, pero nos vamos aguantando, en algún momento acabaremos llorando, pero tampoco nos generará un daño permanente. El problema es cuando no intentamos resolver o enfrentarnos a esa situación que nos genera malestar, y eso sí trae consecuencias, tanto emocionales como en nuestras relaciones con los demás.
Sin embargo, en la interpretación artística se busca aprender a expresar o canalizar esas emociones de manera que las mostremos a través de nuestro cuerpo (en el arte plástico a través de la pintura, o en la composición musical a través de las melodías y letras, etc.). Y eso no es más que aprender a hacerlo poco a poco. La clase de Los Javis era magistral, y sólo querían que las personas buscaran cómo se sentían en ese momento.
¿Ha provocado daño la clase de Los Javis?
No. Así como expresar emociones no tiene que ser por la misma vía, en el programa durante un rato se probó a hacerlo de una manera concreta. Claro que, en el contexto en el que se encontraban, lo que los concursantes empezaron a compartir fueron sus sentimientos sobre el programa, y cada persona está viviendo esta experiencia de una manera determinada. Pero las emociones que se tienen son muchas, que en cada momento afloran más unas u otras según las circunstancias. Si hablamos de nuestra llegada al programa, y que estamos las 24 horas en él, es normal que las emociones que más sentimos tengan que ver con esa adaptación. Pero si dedicáramos una sesión a hablar, por ejemplo, de recordar las mejores vacaciones de nuestra vida, pues surgirían otras emociones: alegría, nostalgia, etc.
El caso es que todas nuestras emociones son adaptativas, es decir, necesarias. Y no debemos hacer como que no existen, o no hablar de ellas, o intentar estar siempre felices. Damos demasiada importancia a la alegría y la felicidad, y eso sí que nos genera problemas emocionales, culpa y frustraciones. Si no sintiéramos tristeza, no sabríamos lo que es estar alegres. Si no sintiéramos ira o enfado, no sabríamos qué límites estableceríamos con los demás. Y sentirnos un rato tristes, o llorar, aunque nos de vergüenza, no es malo. No nos va a hacer daño.
En el caso de Alba Reche, si sufriera ataques de ansiedad de manera reiterada, necesitaría apoyo por parte de un psicólogo o psicóloga porque estamos hablando de un malestar constante. Pero si en un momento llegamos a un extremo de llanto muy grande, de no respirar, no pasa nada. Sería importante saber si después pasó todo el día bloqueada, o se generó algún miedo en ella, lo cual se puede trabajar para que no sufra por ello, o simplemente pasó un mal rato y después con el apoyo de sus compañeros se sintió mejor. No olvidemos, además, que los concursantes cuentan con una psicóloga en el programa al que acuden una vez por sermana.
En definitiva, como psicóloga, considero que la clase de Los Javis no ha sido tan dañina como los fans del programa critican. Sí es polémico, sí asusta, pero no debemos tener ese miedo a las emociones que llamamos "negativas". No ha sido ejercer de psicólogos, ni he visto que presionaran a la gente para llorar. No estoy de acuerdo en la idea de que las emociones son una especie de tensión interna que debemos expulsar de manera corporal, al menos en nuestra vida diaria, pero sí que para el ámbito de la interpretación es importante hacerlo. Eso sí, todos los conocimientos que se impartan deben tener una base, y saber dónde están los límites. También es importante que, antes de trabajar las emociones, se enseñe bien qué son y cómo funcionan, no por tenerlas todos sabemos cómo son.