¿Se imagina levantarse un día, ir a prepararse su desayuno y que en vez de leche lo que acabe tomando sea una sopa? Este es el día a día que muchas personas invidentes tienen que padecer ya que la mayor parte de productos no están escritos en braille. Para cambiar esta realidad, Rocío Sánchez ha decidido lanzar una petición a través de la plataforma Change.org para pedir a las autoridades políticas que cambien la legislación con el fin de alcanzar un: "un correcto etiquetado en braille para productos de alimentación, cosmética y otros accesorios".
Sánchez ha lanzado la petición incluyendo una pequeña historia en tono jocoso de su rutina diaria con estos obstáculos, como que se le antoje "un zumo de naranja... pero abrir uno de piña." O "abrir una lata de arroz y la lata resultó ser de calamares en su tinta...". Pese a lo cómico que pueda parecer en un principio, la realidad es ciertamente complicada para las personas invidentes que tienen estos problemas a diario y que resultan impensables para quienes no sufren esta discapacidad.
La petición lanzada este pasado lunes ya ha superado las 50.000 firmas y pretende hacer llegar a los europarlamentarios su situación y la de millones de invidentes. Si hay legislación para que los medicamentos vengan correctamente escritos en braille, también es necesario en productos de necesidad básica.
Esta situación no es ningún problema en otros países como Reino Unido, donde los productos frescos o envasados tienen su correspondiente lectura braille por lo que según en palabras de Rocío Sámchez, "es perfectamente posible aplicar una legislación al respecto". Una reglamentación que aún no ha llegado a España.
Una legislación discriminatoria hacia los invidentes.
Por este tipo de legislación los supermercados y grandes superficies se lavan las manos pues como ellos argumentan en su defensa que "se ajustan escrupulosamente a la legalidad vigente" como razón para no facilitar sus productos en lenguaje para invidentes. Algo con lo que ha tenido que lidiar Rocío Sánchez que. según argumenta. lleva desde el año 2009 intentando llamar la atención de grandes superficies como Mercadona o Día sin éxito pues siempre la "solían responder diciendo que transmitirían su petición a otro departamento".
De momento la petición de la joven andaluza está a la espera de recibir una respuesta política que dé una solución a lo que ella pide, que invidentes dejen de depender de otras personas a la hora de hacer la compra. Sin embargo, se muestra satisfecha con lo logrado pues más allá de esa respuesta política ya ha conseguido que "la sociedad y empresas se sensibilicen acerca de esta situación".