la perversión humana a veces tiene cosas que no se llegan a comprender. En los últimos días se ha viralizado el vídeo en el que un hombre en el metro de Japón se desabrocha la bragueta, se arranca vello púbico y se lo lanza a una mujer que estaba dormida a su lado. Obviamente la joven no se dio cuenta de lo que estaba haciendo el señor que estaba junto a ella, cuyo entretenimiento no se puede ni definir.
A parte de ser algo repugnante, también es totalmente denigrante para la víctima. Como suele ocurrir en casos como este, no se sabe el motivo que llevó al hombre cometer este acto, pero como en muchos casos de acoso machista, no se necesita un motivo, basta con creerse superior a tu víctima para hacerlo.
El hombre, quizás al darse cuenta que estaba siendo grabado, trató de disimular (sin mucho éxito) lo que estaba haciendo. Se arranca el vello haciendo como que se rasca, lo tira sobre la mujer y se pasa la mano por la cabeza como si no acabase de hacer nada.
Pero lo que hace este hombre no es lo único que está mal en este vídeo. Hay algo que llama poderosamente la atención-a parte del manspreading del pervertido japonés-: los otros pasajeros no hacen nada. Si bien es verdad que la sociedad japonesa es bastante diferente a la nuestra, y lo de no meterse en la vida de nadie lo llevan muy dentro, en casos tan extremos como este, sea cual sea tu cultura, lo normal es intervenir, no dejar que la pobre chica sea humillada y además grabarlo en vídeo.
