Un estudio realizado por la Universidad de Valencia ha concluyo que las personas nacidas en verano viven menos años que aquellas que llegaron al mundo en invierno. Este dato, según los investigadores, repercutirá en la gestión de las pensiones y la estrategia de las compañías aseguradoras.
El estudio ha quedado a cargo del Departamento de Economía Aplicada (área de métodos Cuantitativos para Economía y la Empresa) de la universidad y ha estado capitaneado por los profesores e investigadores jose M. Pavía y Josep Lledó.
Los expertos han analizado los impactos que tiene para las aseguradoras y sistemas de pensiones a la hora de hacer correctamente los cálculos de la esperanza de vida y las probabilidades de muerte o supervivencia en función de cada individuo.
El trabajo se ha publicado bajo el título 'Estimation of the combinad effects of aging and seasonality on mortality risk: An application to Spain' y ha sido publicado en una de las revistas de estadística más importantes de todo el mundo, Journal of the Royas Stadistical Society.
Los investigadores concluyen que una persona nacida en verano tiene aproximadamente tres meses menos de esperanza de vida que una persona nacida en invierno, tras analizar más de 180 millones de eventos demográficos y estudiar las probabilidades de fallecimiento y supervivencia para cada edad y trimestre teniendo en cuenta el trimestre del año de nacimiento de cada persona.
El hecho se debe a que las personas que cumplen años en invierno tienen en común que sus tres trimestres anteriores son menos duros que aquellas personas que cumplen años en el resto de los trimestres. El efecto es similar tanto en hombres como en mujeres.
La proximidad con el cumpleaños influye
Otra de las conclusiones es que, por regla general, a mayor proximidad de la siguiente fecha de cumpleaños, mayor es al incidencia de mortalidad. Este hecho tiene excepciones, como en los adolescentes y, en especial, los recién nacidos.
Sin embargo, el estudio destaca que, a pesar de la reducción de la mortalidad infantil, la probabilidad de fallecimiento en las primeras horas y días sigue siendo considerable, similar a la de una persona de entre 65 y 70 años para hombres y mujeres, respectivamente.
Además, el invierno es la estación en la que se registra mayor mortalidad, ligado especialmente a las duras condiciones meteorológicas. Su incidencia aumenta con el paso de los años, por lo que envejecer es un factor en contra en este caso.
Las únicas diferencias destacables entre sexos se encuentran en hombres entre 20 y 30 años, donde la intensidad aumenta para hombres entre 20 y 30 años, ligado principalmente a los varones jóvenes y los comportamientos de riesgo durante las vacaciones.
Estudio
Los profesores investigan en el campo de la estadística y métodos cuantitativos y han analizado el período situado entre 2005 y 2008, en una base de datos real compuesta por microdatos de población de España elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE9, que constaba de nacimientos, defunciones, emigrantes e inmigrantes registrados en España durante el paso de los años.
El estudio señala que "la metodología desarrollada en la investigación permite construir, sin necesidad de cálculos complejos y costosos, indicadores de mortalidad (y en particular tablas de mortalidad) con periodicidad inferior al anual".