Sí, estás leyendo bien. No es una broma. La verdad es que muchos podrían pensarlo, especialmente desde que a lo largo de la infancia, la mayoría de padres inculcan a sus hijos que tienen que ser dueños del orden y alejarse del caos. En todos los sentidos, tanto en nuestra vida como en todo lo que nos rodea, empezando por nuestras cosas en casa, hasta nuestro lenguaje.
Irse pronto a la cama, tener nuestra habitación ordenada o no decir palabrotas a nuestros amigos y por supuesto, a nadie de nuestra familia. Si creías que hacer lo contrario era algo absolutamente nefasto, un estudio ha acabado por afirmar lo contrario y es que según los expertos, toda aquella persona que dice palabrotas, vive su vida al extremo y se va a dormir cada día a altas horas de la madrugada, es realmente inteligente.
Las investigaciones realizadas por un grupo de psicólogos han determinado que la gente talentosa, especialmente aquellas personas que poseen el don de la creatividad, se van tarde a dormir. Cuanto más tarde te acuestes, más inteligente podrías ser. Algunos nombres que han pasado a la historia como Darwin, Churchill o Elvis Presley también formaban parte de este grupo, por lo que si tu persona se incluye dentro de este grupo, estarías en el buen camino, al menos algunas facetas importantes de tu vida.
El caos hogareño y la inteligencia mantienen una gran amistad
Por otro lado, no solo irse a dormir a una hora intempestiva es símbolo de inteligencia y conocimiento. Otros estudios han llegado a la conclusión de que el desorden en casa, así como en nuestra ropa, no solo significa que somos ciertamente desordenados, sino que también somos muy inteligentes por tener nuestras cabezas centradas en las cosas que realmente importan. Es decir, tenemos el foco puesto en nuestra vida fuera de casa, aquello que nos hace progresar día tras día.
Esto no quiere decir que hagamos bien teniendo la Tercera Guerra Mundial montada dentro de nuestras propias paredes, pero ayuda a ver el lado positivo de ser dueños de la anarquía que gobierna en las habitaciones y salas de nuestros hogares. De hecho, si lo pensamos bien, solo hemos de preguntarnos cuándo utilizamos nuestro tiempo para poner en orden nuestras cosas: cuando simplemente no tenemos nada más importante que hacer.
Los psicólogos aseguran que tener nuestro propio entorno en el más absoluto alboroto es sinónimo de tener una mente creativa, estimulada y activa, más motivada a la hora de dar con nuevas ideas en el día a día, más allá de lo convencional.
