Desde el inicio de la pandemia del coronavirus, uno de los temas que más dudas y debates ha suscitado en la comunidad científica es el tema de los anticuerpos. El hecho de haberse contagiado puede generar anticuerpos en el paciente, pero, ¿cuánto durarían?
Un estudio publicado en la revista Nature y dirigido por el inmunólogo Ali Ellebedy de la Universidad de Washington en San Luis (Misuri, EE UU) ha conseguido demostrar que las personas que han pasado la infección, incluso de forma leve o moderada, producen un tipo de células inmunes capaces de fabricar anticuerpos contra la Covid-19 durante el resto de sus vidas.
Previamente, de los estudios se extraía que el nivel de anticuerpos (las proteínas que evitan la entrada del virus en las células) comenzaba a bajar pasados los cuatro meses tras la infección. La clave de todo estaría en que, pese a esto, los pacientes desarrollan también una respuesta inmune completa, que incluye la creación de glóbulos blancos con memoria, capaces de recordad y eliminar al virus meses e incluso años después de la primera infección. Así, la gente que supera la enfermedad y se vacuna genera una respuesta inmune celular que les protege contra futuras reinfecciones.
En este nuevo estudio se han analizado a 77 pacientes que superaron la enfermedad de forma leve o moderada (el grupo sobre el que había más dudas). En la mayoría de ellos se pudo observar que los anticuerpos "decaen rápidamente en los cuatro primeros meses" tras el contagio y a partir de los cuatro meses, la disminución se ralentizó y se mostró "más gradual durante los siguientes siete meses, permaneciendo detectables al menos once meses después de la infección".
Así, quedaría demostrado que la inmunidad provocada por la infección de SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, será "extraordinariamente duradera", apunta Nature, que recoge las declaraciones del inmunólogo Menno van Zelm, de la Universidad Monash de Melbourne (Australia), que afirma que esta nueva evidencia trae consigo buenas noticias sobre las vacunas, pues "implica que tendrán los mismos efectos duraderos".
Este estudio, además, ha sido el primero en analizar la presencia de células plasmáticas de vida larga en la médula ósea. Este es un tipo de células que se generan cuando un patógeno entra en el cuerpo, y que recuerda los rasgos que le definen. En este caso concreto de la Covid, sería la proteína S que el virus emplea para infectar las células humanas.
Tras la infección, las células inmunes pasan a la médula ósea. En caso de reaparecer el virus, las células regresan al torrente sanguíneo para fabricar de nuevo los anticuerpos. La mayoría de pacientes a los que se les pudo tomar muestras de médula ósea (15 de 18) generaron estas células inmunes. "Las células plasmáticas de vida larga pueden durar toda la vida. Seguirán produciendo anticuerpos para siempre", ha celebrado Ellebedy. El inmunólogo también señala que en caso de que estos anticuerpos fabricados por las células de larga vida no sean suficiente, el sistema inmune es capaz de activar las células B de memoria, encargadas también de fabricar anticuerpos.
Esto no es nada nuevo y ocurre también con otras infecciones. Los anticuerpos y células contra el SARS, otro tipo de coronavirus que mató a 800 personas a comienzos de la década pasada, duran al menos 17 años.Por su parte, en el caso de la viruela, estas células duran unos 50 años. "Es razonable que este tipo de células aporten inmunidad de por vida. Estas células de larga vida son una de las que contribuyen a que la inmunidad contra otras enfermedades dure muchos años", ha explicado a El País Manel Juan, jefe de Inmunología del Hospital Clínic de Barcelona.