La única acción inevitable relacionada con la vida es la muerte. Mientras que hay quienes dicen estar preparados para ella, hay quienes prefieren oír esta palabra lo más lejos posible y, a poder ser, no incluirla en su vocabulario. También hay quienes se juegan la vida, y quienes ya no quieren seguir viviendo y buscan la muerte.
Hoy te traemos una lista con algunas de las peores formas de morir, según la ciencia -y no, no son torturas de siglos pasados-:
1 Morir por privación de sueño
Es muy difícil morir por permanecer despierto durante mucho tiempo, pero es posible que esto ocurra. Los expertos dicen que, si nos mantenemos despiertos durante aproximadamente 11 días, nuestro sistema inmunitario dirá basta. De todas maneras, el cuerpo trata de obligar a la víctima a dormir para salvarlo; en caso de no conseguirlo comenzará el aumento de presión sanguínea, confusión, cambios en el estado de ánimo... podemos apreciar cómo nuestro cuerpo va muriendo poco a poco. Además, la falta de sueño nos hace ser menos tolerantes al dolor, lo que hace que se convierta en una muerte lenta y dolorosa.
2 Morir de hambre
Cuando comemos, nuestro cuerpo almacena nutrientes necesarios para sobrevivir. Eso sí, para sobrevivir sin comer un tiempo prudencial, pues nuestro cuerpo empieza a alimentarse de la grasa acumulada cuando dejamos de comer. Poco a poco nos vamos debilitando, pues una vez la grasa se termina, la siguiente fuente de alimentación son los músculos. El sistema inmunológico empieza a fallar y por ello nuestro organismo enferma. Cuando todo esto ha pasado, son los órganos los que empiezan a desintegrarse, aunque si en este punto la persona aún sigue viva, la muerte acecha con un paro cardíaco.
3 Morir por ser quemado vivo
Hay muchas formas de ser quemado vivo. A cada cual más desagradable, para qué vamos a engañarnos. Quemar a la víctima en la hoguera, que la hiervan o que la mantengan dentro de una olla sobre fuego. Es una de las muertes más duras. La piel se pela, los músculos y los órganos comienzan a descomponerse... puede producirse la muerte de tres maneras: desangrarse, asfixiarse o morir de dolor.
4 Morir por asfixia
Hipoxia: déficit de oxígeno en un organismo. Una espina atascada en las vías respiratorias, un hueso de pollo atravesado, las manos de un asesino presionando nuestro cuello, una almohada sobre nosotros que no nos deja respirar, etc. Las células sanguíneas pierden en este caso su color rojizo y adquieren un color morado que se refleja en la piel de la víctima. Esta pierde la consciencia en pocos minutos y muere de un paro cardíaco.
5 Morir por deshidratación
Si nos deshidratamos demasiado, el cuerpo comienza a utilizar agua de otras partes, como nuestros órganos vitales. Este proceso puede ser lento y doloroso, pues puede llevar hasta 6 días. Un sufrimiento constante, que comienza cuando el cerebro empieza a perder agua y, de esta manera comienza a afectar al resto de órganos. Dolor de cabeza o calambres en el cuerpo serán el antecedente a entrar en un coma que nos produzca la muerte.
6 Morir congelado
El peligro comienza cuando la temperatura corporal baja a 35ºC. Tras los escalofríos iniciales, las manos se entumecen y los vasos sanguíneos se hielan, lo que impide la circulación. Esto quiere decir que, en más o menos una hora, las extremidades estarán ya congeladas y el dolor que sentiremos en nuestro organismo será insoportable. La muerte podría suceder en unos 90 minutos aproximadamente.
7 Morir ahogado
¿Sabías que se puede morir ahogado y que nuestros pulmones sigan estando secos? Parece inexplicable, pero tiene una razón completamente lógica. Más que una razón, un órgano: la laringe, cuyos espasmos impiden el paso del agua al aparato respiratorio. Pero ni siquiera esto nos salvará de una muerte casi segura ya que el agua anegará el estómago, la falta de oxígeno hará que se nuestro rostro comience a adquirir un color semi morado y lo peor de todo, que el cerebro sufra un coma mortal en apenas unos minutos.
8 Morir atrapado en un ascensor que se cae
Es una de las muertes más terroríficas de esta lista, aunque, para qué engañarnos, ninguna es agradable. Si un ascensor se cae y estamos de pie en el momento en el que se produce el contacto con el suelo, los órganos internos pueden moverse a pesar de que el resto de nuestro cuerpo no lo haga. Un punto extra para esta muerte es que, si el cerebro no queda destruido, una persona podría sobrevivir el tiempo suficiente para ver cómo se abren sus entrañas. Quizás ahora mires los ascensores con otros ojos, pero puedes estar tranquilo ya que es muy difícil que esto ocurra.
9 Morir por mordisco de una serpiente venenosa
En este caso queremos presentarte una serpiente a la que no debes cogerle mucho cariño, aunque mucho mejor si no llegas ni siquiera a topártela. Boomslang es el nombre del animal que, si nos muerde, podría causarnos la muerte; muerte por envenenamiento. La sustancia tóxica recorre el cuerpo e inhabilita que cree coágulos de sangre, lo que hace que la víctima muera desangrada. Nauseas, escalofríos, aumento de la temperatura corporal, sangrado e incapacidad de responder a estímulos externos son algunos de los efectos del veneno de la serpiente en el cuerpo.
10 Morir disuelto en una piscina volcánica
Las piscinas geotérmicas tienen en su interior agua cercana al punto de ebullición; además, son alcalinas. Hay quienes por curiosidad se caen en ellas sin darse cuenta del peligro al que se están exponiendo. Quemaduras de tercer grado en el mejor de los casos, la muerte por el choque térmico que se produce, en el peor. Debido a su composición el cuerpo -esqueleto incluido- podría haber desaparecido.
Y tú, ¿alguna vez te has planteado cómo querrías que fuese tu muerte?