Septiembre es el nuevo enero. Mes de vuelta a la rutina, de nuevas metas a conseguir y nuevos objetivos por cumplir. La vuelta al cole para los niños y también para los adultos. Nuestra particular vuelta al cole podría traducirse en vuelta al trabajo, a los atascos de cada mañana, a las prisas por coger el metro en hora, a la comida de tupper y al ratito de gimnasio -foto, máquina, hablar con el de al lado, descanso, máquina, quejarse, ducha y a casa- que termina siendo la mayor sociabilización del día.
Pero hasta que toda esta realidad llega, nuestra cabeza da vueltas y vueltas pensando cómo afrontarlo. Y como no, nuestro subconsciente actúa: solo piensa en cómo quitarse de encima los kilos del verano. ¡Con lo que me había costado la operación bikini de mayo a julio comiendo solo ensaladas! Y pensar que no solamente he vuelto a mi peso inicial, sino que he engordado 3 kilos. Pero claro, tiene sentido. El mayor deporte que he hecho ha sido levantarme del sofá para bajar a la playa y ¿cómo me iba a negar a las continuas visitas al chiringuito? ¿Batch cooking el domingo para tener comida toda la semana o cocino sobre la marcha? ¿6 días de gimnasio serán suficientes? ¿Y si ya no hay nada que hacer y disfruto el año? Total, aún quedan 10 meses por delante.
Ay la comida que nos vuelve locos... pero toca dejar de lado las pizzas y centrarnos en las ensaladas, los filetes a la plancha, olvidar el alcohol y empezar a comer todo light. ¿O no? Si eres de los que vuelve al 100% -o al menos de intención-, te contamos cuáles son los peores alimentos que puedes comer para perder peso. A ver si por fin este septiembre es el enero de la comida sana.
1 Bollería
Habría que hacer aquí una pequeña diferenciación, pues no es lo mismo la bollería industrial que la repostería casera. La bollería industrial contiene un elevado porcentaje de grasas y azúcares que no son nada beneficiosos para nuestro cuerpo. Pero, no toda la bollería industrial es la que viene dentro de un paquetito de plástico y marca conocida, sino que también se incluyen dentro de esta clasificación la bollería que se ofrece en algunas panaderías de supermercado, con lo que hay que tener mucho ojo y no caer en el engaño.
En cuanto a la repostería casera está bien, de vez en cuando para un capricho. Pero siempre será mejor que para endulzar utilicemos alternativas al azúcar, como crema de dátiles o plátano, según la receta. Dentro de una dieta saludable cualquier extremo es perjudicial.
2 Chocolate
El trocito de chocolate después de la cena no se perdona. Pero no es lo mismo chocolate con leche con elevados porcentajes de azúcar que un trozo de chocolate negro. No tiene que ser 100% puro, sino que con que tenga un porcentaje de cacao superior al 85% ya estaremos haciendo las cosas bien. Aunque si eres de los que todavía está muy acostumbrado al azúcar, lo mejor sería empezar por porcentajes más bajos, como el 75% e incluso con algunos que en su interior llevan pepitas de cacao. Aunque pueda parecer imposible notarás poco a poco como tu cuerpo pide menos azúcar.
3 Alcohol
El alcohol es de esos productos que están en nuestro día a día y en ningún momento se nos ocurre llegar a eliminarlo por completo, sin darnos cuenta que se trata de un producto con calorías vacías. Es decir, productos que aportan calorías y ningún nutriente. Es un tóxico que tomamos sin darnos apenas cuenta y que no nos sacia, por lo que, a las calorías del alcohol habrá que añadirle las que consumamos extra durante el día.
4 Comida procesada y refrescos
Aunque la bollería se enmarca dentro de los productos procesados, nos referimos principalmente a pizzas, lasañas y otros alimentos ya precocinados llenos de calorías. La gran cantidad de grasas y aditivos de estos productos hacen que sean totalmente desaconsejables en nuestra dieta. Siempre se pueden hacer en casa, pues son recetas fáciles y que no llevan mucho tiempo; además su sabor estará mucho más potenciado y se pueden congelar haciendo varias raciones un día sin necesidad de estar cocinando a diario. Un capricho de fin de semana casero mucho mejor que cualquier alimento precocinado.
Con las bebidas pasa lo mismo. La principal elección en la dieta debe ser el agua. Los refrescos son cada vez más habituales, pero deben eliminarse por completo debido a las elevadas cantidades de azúcar que contienen. Además, son adictivos y no son nada saludables para nuestro organismo. Tampoco sus versiones "sin azúcar", ya que, a pesar de no tener azúcar, se vinculan al sabor dulce. ¿La mejor manera de tomar un refresco casero? Agua con gas con una rodajita de limón, frambuesas, sandía... La fruta que elijas dejará parte de su sabor en el agua y, además, es una buena manera de ayudarnos a beber agua.
5 Productos light
El gran engaño. Pensamos que, por ser light, 0% o todo eso que la publicidad nos cuenta será mejor. Yogures, leche, quesos, mantequilla, galletas... y ya nos despreocupamos y comemos estos productos por encima de la media recomendada, sin saber que estos no sacian porque carecen de nutrientes y al final tendremos que recurrir al armario para coger más comida.
Mucho mejor consumir alimentos frescos como frutas o verduras como alternativa. Es decir, si tienes hambre y te comes un yogur light, quizás en el momento sirva, pero al rato estarás otra vez con la tripa llamando tu atención. Mejor una pieza de fruta, que contiene nutrientes y es saciante; tanto que nos permitirán aguantar sin excesiva hambre hasta la siguiente comida.