Un dolor de cabeza, de garganta, malestar menstrual, gripe, resaca... para todo tenemos a mano un ibuprofeno antes de pasar por la consulta del centro de salud. La prescripción libre de muchos medicamentos hace que tengamos a mano el remedio para casi todas las enfermedades, o eso es lo que a nosotros nos parece. Porque la solución a todo es tomar un ibuprofeno y esperar a que haga efecto.
Y quizás en muchas ocasiones los dolores disminuyan y los efectos deseados se consigan sin necesidad de ir al médico, pero hay una parte muy importante detrás de este gesto de tomar lo que tenemos en casa de la que no somos conscientes. La automedicación con fármacos como el ibuprofeno o el paracetamol puede suponer un riesgo para la salud. El consumo continuado de dosis de 600 miligramos por toma -que es las que suelen contener las cajas más vendidas en nuestro país- favorece la aparición de complicaciones de salud que, en último término, pueden resultar fatales.
Tanto médicos como farmacéuticos advierten de que el abuso de los mismos propicia la aparición a corto plazo de problemas gástricos, renales y derrames de sangre, en forma de ictus o trombosis. Y lo de que el primer afectado sea el estómago tiene mucho que ver con los complementos que el doctor nos receta junto al ibuprofeno: un inhibidor de la bomba de protones o protector gástrico, como es el omeprazol. La exposición de nuestro organismo a las sustancias que contienen el ibuprofeno o el paracetamol sin este protector de estómago nos expone a sufrir náuseas, vómitos y hasta úlceras gástricas.
Además, un exceso de estos medicamentos puede terminar por dañar el corazón. Según un estudio publicado en la revista The Lancet, está demostrado que el consumo excesivo de estos fármacos (altas dosis y durante un tiempo prolongado) supone un mayor riesgo de problemas cardíacos. Además, este efecto se verá incrementado en personas que sufren hipertensión, obesidad o son fumadoras.
El consejo de los expertos es que el alivio del dolor leve y moderado, como puede ser un pequeño dolor de cabeza o el malestar básico de la menstruación, pueden combatirse con dosis de 400 miligramos de ibuprofeno, del que, en caso necesario, podría tomarse hasta tres veces al día. Aunque bien es cierto que si el dolor no disminuye sería recomendable acudir al especialista. En el caso de optar por una pastilla de 600 miligramos, la cosa cambia, pues debería tomarse cada seis horas, ya que la cantidad máxima recomendada es de 2.400 miligramos.
Superar la ingesta recomendada de estos medicamentos puede acarrear daños graves también en el hígado, y un consumo prolongado aumenta el riesgo de infarto e ictus. El ibuprofeno, al igual que la aspirina, son medicamentos que poseen la capacidad de favorecer la mejor fluidez de la sangre, lo que explica por qué el ácido acetilsalicílico se utiliza en pequeñas cantidades para prevenir infartos. Así, cuando se eleva la dosis de una sustancia con estos efectos y la toma se produce de forma continuada, el riesgo de sufrir una trombosis por la rotura de un vaso sanguíneo es mayor.
Control de la dispensación
Según un estudio de la Agencia Española del Medicamento, los españoles ingieren de media al año alrededor de 14 antiinflamatorios. Además, el año pasado se observó un aumento en las dispensaciones de ibuprofeno 600 miligramos y paracetamol 1 gramo para los que no era necesario tener receta médica a la hora de adquirirlos en la farmacia.
A pesar de las advertencias, y debido al abuso desmesurado de este tipo de medicamentos, se adoptó la decisión de endurecer la venta sin prescripción de estos fármacos. Aunque la ley ya impedía anteriormente la venta de productos sin receta, parece que se hacía la vista gorda y en casi cualquier farmacia vendían el ibuprofeno de 600 miligramos sin receta.
Desde el pasado año la cosa cambió. Para adquirir el producto de este gramaje -ya sea genérico o de marca comercial- es necesario acudir con el papel sellado de la prescripción médica. Sin embargo, sí sigue siendo posible adquirir ibuprofeno de un peso inferior sin necesidad de presentar la receta. Así, se pueden encontrar sin restricciones cajas de 25, 50, 100 y hasta 400 miligramos, siendo este último el que se suele adquirir con más frecuencia por tratarse de la dosis recomendada para los dolores más comunes.
Aumento de precios
La legislación ha comenzado a cumplirse, lo que ha provocado que las ventas de ibuprofeno en estas dosis más bajas hayan aumentado. Pero, no solamente han crecido las ventas, sino que las compañías farmacéuticas han aprovechado la ocasión para subir los precios. La facturación en euros por el ibuprofeno de 400 miligramos (sin receta) aumentó en 2019 un 327%, según datos de la empresa consultora Iqvia.
Sin embargo, desde el pasado 19 de septiembre, con la entrada en vigor de la Orden de Precios de Referencia de 2019, más de 16000 presentaciones farmacéuticas financiadas por la sanidad pública disminuyeron su precio, algo que, según las estimaciones del Ministerio de Sanidad, permitirá ahorrar más de 39 millones de euros. Así, el precio de la caja de paracetamol de 20 comprimidos se redujo a 1,22 euros y la caja de 20 comprimidos de ibuprofeno 400 miligramos se sitúa alrededor de los 2 euros.
Partir las pastillas en dos
¿Qué hacer si tenemos en casa pastillas de ibuprofeno o paracetamol que superan la cantidad de miligramos recomendada? Pues tanto las de 600 miligramos de ibuprofeno como las de 1.000 miligramos de paracetamol pueden partirse y de esta manera podemos tomar solamente la mitad. Así, si la dosis consigue el efecto deseado ya no será necesario realizar una segunda toma y, de esta manera no solamente no estaremos llegando a la máxima dosis recomendada, sino que tomaremos menos.
Aun así, si los dolores persisten, podría consumirse la otra mitad de la pastilla pasadas unas horas. De esta manera se protege al estómago, que tendría que hacer frente a asimilar 600 miligramos de golpe y, en la mayoría de los casos, sin el pertinente consumo del protector. Lo mejor siempre será recurrir a la dosis más baja y durante el menor tiempo posible.