Ya sea como recurso cinematográfico o para dar vida a la existencia de sus personajes, el cine ha utilizado en muchas ocasiones las enfermedades mentales como elemento sobre el que sostener sus tramas.
Pese a que hayan sido las propuestas de género las que, casi siempre, han utilizado dicha excusa para presentar personajes villanos cuyo trastorno era la excusa perfecta para dibujar su carácter, desde hace décadas la figura del enfermo mental ha ido más allá de los cánones del terror que lo asociaban a la etiqueta del loco.
En el presente especial, y a modo de punta del iceberg sobre el tema, hacemos un breve repaso a aquellas películas que, de alguna forma u otra, sirvieron para dar visibilidad a los problemas mentales.
Manicomios en el cine
Inspirada en la novela de Ken Kesey, 'Alguien voló sobre el nido del cuco' es una de las pocas películas que pertenecen al selecto club de títulos que han conseguido el pleno en los Oscar en las cinco categorías más importantes (Película, Director, Actor, Actriz y Guion, adaptado en esta ocasión). Estrenada en 1975, Milos Forman convertía la base literaria en una obra maestra del cine de finales del pasado siglo, cuyo estatus de culto acabó consiguiendo de forma casi instantánea.
En ella, Jack Nicholson interpretaba a Randle Murphy, papel por el que conseguía la primera de sus tres estatuillas doradas, y el que supuso todo un reto profesional, pues gracias al tándem formado junto a Forman, consiguió dar forma a esta suerte de tesis acerca de la locura y cómo esta se proyecta hacia los demás, convirtiendo la sala regentada por la temible enfermera Ratched en un espacio común para la historia del celuloide.
Salvando las distancias, y contando con un plantel de jóvenes actrices como principal reclamo, en 1999 se estrenaba 'Inocencia interrumpida', película con la que Angelina Jolie ganaba el Oscar a la Mejor Actriz Secundaria, y que volvía a presentar como espacio donde desarrollar la trama, un psiquiátrico. En esta ocasión, el Hospital Claymoore era el lugar donde Susanna Kaysen (Winona Ryder) acababa internada, y en el que conocería a otras jóvenes con problemas mentales: Lisa (Jolie), Daisy (Brittany Murphy), Georgina (Clea DuVall), Polly (Elisabeth Moss) y Janet (Angela Bettis). Junto a ellas, irá descubriendo la forma de conocerse a sí misma, y qué mejor forma de que el público también lo haga, teniendo en cuenta que el film se basó en la novela autobiográfica que la propia Kaysen escribió, narrando sus vivencias como paciente de un centro de salud mental allá por la década de los sesenta.
Trastornos de la personalidad
Pasando a hablar de algunos títulos que han venido a tratar de forma directa algunos trastornos de la personalidad, uno de los primeros que a todos nos viene a la mente a la hora de hablar del TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), es 'Mejor... imposible', aquel por el que Nicholson conseguía su tercer Oscar en 1998.
Narrada en tono de comedia, en ella el actor daba vida a Melvin Udall, quien para el gran público se convertiría en el máximo representante del TOC en la ficción antes de la llegada de Sheldon Cooper a nuestras vidas. Dirigida por James L. Brooks, narraba cómo Udall, a quienes todos los que le rodean consideran el ser más insufrible del mundo debido a sus manías, irá reblandeciendo su personalidad desde el momento en el que se vea obligado a cuidar de un perro, uno de los tipos de animal a los que siempre había detestado.
Otro de los trastornos que han sido representados en varias ocasiones en el cine, ha sido el bipolar, pese a que solo haya sido teniendo a personajes secundarios que lo padezcan. Sin embargo, uno de los títulos que lograron encandilar al público y crítica de los últimos años, tenía como personaje principal a una joven con dicho trastorno cuyo rol le llevó a ganar el Oscar. Hacemos referencia a Jennifer Lawrence, quien en 2012 encarnó a Tiffany en 'El lado bueno de las cosas', dirigida por David O. Russell.
El papel de la actriz pasaba a ser clave para el devenir de la historia, la cual estaba basada en un libro escrito por Matthew Quick, y tanto su compleja personalidad como la forma de relacionarse con su entorno, hacían que fuese una de las piezas con las que Pat (Bradley Cooper) conseguiría poner los pies en la tierra tras regresar a casa de sus padres por haber pasado una temporada encerrado en un centro de salud mental.
Pese a que la psicosis paranoica debería ser el principal de sus problemas, a Patrick Bateman también podemos incluirlo dentro de otro grupo de afectados por un trastorno, como lo es el de personalidad narcisista, ese que tiene que ver un ego un tanto desmesurado y donde se hacen presentes toda una serie de factores como el darse una importancia desmesurada ante los demás, carecer de empatía o considerarse digno de admiración sin concesiones. Si a todo ello, le sumamos el hecho de que Bret Easton Ellis creó a su personaje de 'American Psycho' como claro arquetipo del yuppie de los ochenta, y que Christian Bale logró entregarse en cuerpo y alma (sobre todo, en cuerpo), tenemos ante nosotros a la que sin duda podría ser la representación por excelencia del narcisismo.
Esquizofrenia
De nuevo, una base literaria es lo que se esconde tras 'Shutter Island', el thriller donde Scorsese convirtió a DiCaprio en Teddy Daniels, un agente judicial a quien se le encargaba la resolución del extraño caso de la desaparición de una asesina en la isla que da título a la película, lugar donde se alza el psiquiátrico Ashecliffe.
Dennis Lehane, el autor de la obra original, ya dejaba claro en el libro que la idea principal era la de construir una realidad a imagen y semejanza de la desquebrajada mente del protagonista, en la línea de lo que Robert Weine había presentado al mundo en 1920 con la resolución de 'El gabinete del Dr. Caligari'.
Sin hacer uso de ella como recurso narrativo a la hora de presentar un plot twist, la esquizofrenia ha sido tratada en diferentes ocasiones en el cine, siendo la gran mayoría de ellas una excusa para presentarnos a personajes oscuros, como si se tratase de la forma idónea con la que dar entidad propia al villano de turno. Tomando como base la biografía de un personaje real, en el año 2001 se estrenaba 'Una mente maravillosa', dirigida por Ron Howard.
En ella, Russell Crowe se metía en la piel de John Forbes Nash, un brillante investigador cuya enfermedad mental no le eximirá de llegar a ser una eminencia en el campo de las matemáticas, llegando a ser reclutado por el gobierno de los Estados Unidos.
Con un tono menos amable y bastante más perturbador, David Cronenberg presentaba al mundo en 2002 'Spider', inspirada en una novela de Patrick McGrath y en la que Ralph Fiennes daba vida a un hombre recién ingresado en un asilo, y cuya frágil mente le hará revivir sus recuerdos, convirtiendo su nueva vida en algo más parecido a un estado mental que en la propia realidad.
Agorafobia
Teniendo en cuenta otro tipo de trastornos, si hay uno que el cine de género ha explotado en alguna que otra ocasión, ese es el de la agorafobia. Sufrido hasta las entrañas por MacarenaGómez en 'Musarañas', en 1995 ya habíamos podido ver a otra actriz representando dicho mal.
SigourneyWeaver se convertía en 'Copycat' en Helen Hudson, una reputada experta en perfiles criminales que, tras casi perder la vida, pasó a vivir encerrada en su propio hogar temiéndole al exterior. El regreso a primera plana de un criminal pondrá a prueba los límites de la cordura de la protagonista, en este psychothriller noventeto surgido a raíz del éxito de 'El silencio de los corderos'.