Muchas han sido las conjeturas que se han hecho desde que se supo la medida del Gobierno de exhumar los restos del dictador Francisco Franco. Una de ellas fue que iban a proceder a derrumbar la enorme cruz que encabeza el Valle de los Caídos. Por eso, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha querido aclarar que no tiene "ningún problema" con dicha cruz, por lo que no considera ni va a proponer su demolición.
Los periodistas que le acompañaron en su gira iberoamericana le preguntaron en una conversación informal por la situación en la que se encontraba el mausoleo. En concreto le preguntaron por todas esas medidas que decían que iban a tomar y en qué se iba a convertir finalmente el Valle tras la exhumación de Franco.
También se le recordó la medida que querían llevar a cabo desde su partido de convertir el Valle en un Museo de la Memoria. Un planteamiento que le parece una apuesta segura, pero en un lugar distinto, debido a la gran carga simbólica que tiene el monumento de El Escorial. Por lo tanto, lo más seguro es que continue siendo un enclave en el que descansarán los restos de las víctimas de la guerra.
Cementerio civil
La conclusión de Sánchez es que la exhumación va a suponer que el lugar deje de ser un sitio de exaltación del franquismo. Asimismo, los restos del dictador deben ser sacados y trasladados a otro lugar, dado que no fue ninguna víctima ni de la Guerra Civil ni de la dictadura.
Por otro lado, el presidente también defiende que los restos del fundador de la Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, sean exhumados. Pero no para ser sacados de allí, porque él sí fue fusilado en el inicio de la guerra, sino para ser puesto en otro lugar, ya que hoy yace al lado de Franco, frente el altar de la Basílica.
