Nuevo escándalo de pederastia en el Vaticano. El cardenal George Pell, responsable de finanzas de la Iglesia, ha sido impitado en Australia por supuestos delitos de pederastia. El prelado, que niega las acusaciones y no se plantea dimitir, ya ha afirmado que tiene la intención de trasladarse al país oceánico para defenderse y limpiar su imagen.
George Pell no es un miembro cualquiera de la Iglesia Católica. Forma parte de las más altas esferas de la institución, es parte del G9 (un grupo de nueve cardenales de todo el mundo encargados de asesorar al Papa) y ha sido designado como prefecto de la Secretaría de Economía, un poderoso cargo creado específicamente para él.
El Papa Francisco no le ha cesado por el momento, pero sus palabras, agradeciendo su papel al frente de las finanzas del Vaticano, deja entrever que, quizás, se están ejecutando algunos movimientos para forzar su salida de la institución. El máximo jerarca de la Iglesia ya confirmó que sería imbatible contra los casos de este tipo, aunque en este asunto también hay voces discordantes.
El juez le ha imputado, concretamente, por haber abusado supuestamente de varios niños durante su etapa de sacerdote entre los años 1976 y 1980. Para ello, ha sido fundamental el relato de dos hombres, que afirmaron que Pell les había tocado los genitales, así como otro que afirmó que el prelado se expuso completamente desnudo ante un gran número de menores.
"Soy inocente de estas acusaciones, son falsas. Volveré a Roma con mi reputación limpia", ha afirmado el cardenal, que no se plantea abandonar su cargo porque niega haber cometido ningún tipo de delito.
Todos estos gestos evidencian un cambio en el comportamiento del Vaticano a la hora de afrontar situaciones de este tipo. Anteriormente, hubiera sido impensable que un jerarca de la Iglesia Católica abandonase la protección jurídica que brinda el Vaticano para ser juzgado en otra jurisprudencia ajena.
Igual cambio se evidencia en la salida a dar declaraciones, a horas intempestivas (4:30 de la madrugada), algo que también se relaciona con la gran diferencia de horarios entre Australia y Europa, pero que ha supuesto el abandono de la tradicional política en la que este tipo de denuncias se ignoraban.
Ahora, George Pell quiere limpiar su imagen y comparecer ante el juez para defender su inocencia. Durante la vista del caso se decidirá si es inocente o si realmente cometió todos los hechos que se le imputan.