El mayor escándalo de la familia real española vino de la mano de Iñaki Urdangarin. El caso Nóos salpicó de lleno al marido de la infanta Cristina, por lo que fueron apartados de cualquier acto oficial de la corona. Alejados de España e instalados en Ginebra para mantener a sus hijos al margen de los problemas judiciales, la imputación de ambos llevó incluso a Felipe VI a revocarles el título de duques de Palma.
La desgracia terminó de caer sobre la familia Urdangarin cuando en febrero de 2017 el tribunal encontró al exjugador de balonmano culpable de fraude fiscal y le impuso una condena de seis años y tres meses. La hermana del rey quedó en libertad sin cargos, pero su marido terminó ingresando en la cárcel de Brieva (Ávila) en junio de 2018 para cumplir condena.
En mitad de los problemas judiciales de sus padres, los vástagos de la hija mediana de don Juan Carlos y doña Sofía se vieron alejados de sus abuelos, sus tios y sus primos. Sin embargo, el cariño de Felipe VI hacia sus sobrinos le llevó a reunirlos en el verano de 2017 en Mallorca, permitiendo que la emérita viera juntos a sus ocho nietos, una imagen que no se veía desde que la infanta Cristina y su marido se instalaran en Ginebra en 2013.
La intención era normalizar la situación de los niños Urdangarin para que, de esta manera, su madre la infanta Cristina tuviera un regreso más fácil. Así, meses después del ingreso de Iñaki Urdangarin en prisión, tuvo lugar la primera reunión de la familia del rey al completo, coincidiendo con el 80 cumpleaños de doña Sofía.
El pasado 24 de agosto, don Juan Carlos tuvo que ser intervenido quirúrgicamente para realizarle un triple bypass. En esta ocasión, la infanta Cristina volvió a dejarse ver acudiendo a visitar a su padre al hospital Quirón de Madrid acompañada de tres de sus hijos, Juan Valentín, Miguel e Irene.
La vida de los niños Urdangarín
Juan Valentín, que cumplirá veinte años a finales de septiembre, es el mayor de los Urdangarin. Es el más tímido de los nietos de don Juan Carlos y doña Sofía y el que más sufrió los problemas judiciales de sus progenitores. Apasionado de los deportes, es muy solidario, por lo que está involucrado en labores de voluntariado. Debido al ingreso de su padre en prisión, prefirió quedarse en Ginebra al lado de su madre.
El segundo, Pablo Nicolás, de dieciocho años, sigue los pasos de su padre, Iñaki Urdangarin, dedicándose de lleno al balonmano. Tras finalizar sus estudios en la escuela Ecolint de Ginebra, decidió abandonar Suiza, instalándose en Francia tras fichar por el club HBC Nantes después de un año en el TSV Hannover.
Los pequeños, Miguel e Irene, son los que mas han sorprendido al vérseles más adultos y crecidos durante la visita a su abuelo en el hospital. Él, de diecisiete años, afronta el último curso escolar en Suiza antes de empezar la univeridad. Ella, por su parte, de catorce años, es una jovencita risueña que mantiene una estrecha relación con sus primas Leonor y Sofía. Además, muchos ya la ven como una auténtica it-girl.