"Pastor en la Iglesia sueca con una gran pasión por el entrenamiento". Así se define Oskar Arngården en su perfil de Instagram, un joven que cumple con el prototipo de hombre sueco que todos tenemos en nuestras cabezas. Rubio, de ojos azules y por si fuera poco, con un cuerpo escultural al que dedica largas sesiones de entrenamiento en el gimnasio. Al menos así lo muestra redes, pues además de su devoción por la rama luterana del cristianismo, a nuestro protagonista le gusta enseñar que un pastor ecleasiástico también puede tener los mismos hábitos y aficiones que el resto de la sociedad.
Su perfil ha tenido una gran acogida con más de 37.300 seguidores. Allí, sus publicaciones en la versión más religiosa, vestido de negro y con el tradicional hábito de los clérigos luteranos, se alternan con las fotos más sexys y sugerentes, que muestran un Oskar en forma, al que no le importa correr en la cinta, levantar pesas, hacer sentadillas, practicar flexiones o los duros ejercicios físicos del crossfit. Hay quienes piensan que relacionar ambas actividades no es lo correcto, sin embargo, los simpatizantes estarán contentos de que siga evangelizando usando su imagen más seductora para ello.
Los medios de comunicación lo han apodado como "cura sexy" y es que su alto número de seguidores se debe a la viralidad de su fotos. Por otro lado, es muy cercano, ya que le gusta interaccionar con su comunidad. A través de sus prácticas, los comentarios de sus seguidores revelan que muchos ya se han enganchado a su método. Contemplar la presencia de Dios en cualquier lugar, ya sea en la iglesia, o en el gimnasio es uno de sus principales objetivos: "Se basa en la oración, lo que hace que el valore como gracias, perdón y ayuda".
La alta intensidad del crossfit le ha venido como anillo al dedo a la Iglesia. Un claro ejemplo de ello son los impresionantes y deslumbrantes rasgos físicos adquiridos por este pastor, que a base de una gran fuerza de voluntad y acondicionamiento, se ha acercado y ganado a la juventud a través de herramientas que nada tienen que ver con la religión.
Las nuevas generaciones se caracterizan por el gran desapego que presentan por la religión desde su nacimiento, sin embargo Oscar ha dado en la clave para volver a reenganchar a la sociedad: enseñar que se pueden mantener los mismos hábitos y costumbres que practican los chicos y chicas de su edad. Como buen millennial, ha sabido demostrar a la perfección su faceta más instagramer, a la vez que pretende evangelizar a la red con sus sermones, entre los que incluye los efectos que el entrenamiento tiene en el cuerpo, la mente y el espíritu.
¿Una nueva doctrina?
Estamos seguros de que en la Iglesia católica, el Papa Francisco también está de acuerdo con esta afirmación, puesto que siempre ha mantenido que el deporte "es una riquísima fuente de valores y virtudes que nos ayudan a mejorar como personas". Además, justifica la presencia de Cristo en él porque su práctica "puede abrirle el camino en aquellos lugares o ambientes donde por diferentes motivos no es posible anunciarlo de manera directa".
Además, cree que los fieles que practican deporte como él, pueden ser "mensajeros de la Buena Noticia", o lo que es lo mismo, el mensaje de Jesucristo. De esta manera, sacerdotes como Stephen Gadberry, que participó en America Ninja Warrior como entrenador de crossfit, o Kris Smith también han seguido la fe predicada por el sueco. Smith defiende el cuidado del cuerpo a través del adoctrinamiento porque "en todo nuestro ser, también entra nuestro cuerpo".
Otros eclesiásticos como Ryan Rooney y Casey Jones incluso se lanzaron a la piscina con la creación de una plataforma conocida como Priesfit, en la que ofrecen cómo combinar la oración con la práctica de crossfit a través de su propia experiencia. Dios nos pille confesados si se ha de hacer de esta forma. Ya lo decía Madonna, "como una oración, tu voz puede llevarme allí".