Fue a comienzos de los años 80 cuando se conocieron los primeros casos de SIDA cuando cinco varones en California presentaron unas enfermedades similares, pero muy raras a la vez. Todos ellos tenían el sistema inmunológico muy dañado. Los cinco, además, eran homosexuales, lo que sirvió, debido al desconocimiento y los prejuicios de la época, a catalogar esta enfermedad como "cáncer gay". Mientras los gobiernos miraban a otro lado, la enfermedad se convirtió en pandemia llegando a todos los rincones del planeta. Pese a los avances, el VIH aun no tiene cura, aunque las personas que lo padecen pueden llevar hoy en día una vida completamente normal. Sin embargo, aún es una enfermedad muy estigmatizada que, por desgracia, sigue utilizándose como arma arrojadiza contra el colectivo LGTBI.
El extremismo religioso lo sigue utilizano para atacar y hacer daño generando odio y polémica. La última llega de Estados Unidos, donde un pastor cristiano ha vomitado toda la homofobia que llevaba dentro. Se trata de Steven Anderson, líder de una iglesia bautista de Arizona, que durante un sermón sobre el SIDA, soltó una retahíla de barbaridades:
Lo dice la Biblia: deben ser asesinados. La respuesta está ahí y siempre lo ha estado. Mientras gastan millones en investigación, es curable, lo tienes ahí. Porque si ejecutamos a todos los maricones como Dios recomienda, no tendríamos esta locura del SIDA
Anderson cita un pasaje de la Biblia en el que se condena la homosexualidad: "Si alguien se acuesta con varón, como se hace con mujer, ambos han cometido abominación: morirán sin remedio; su sangre caerá sobre ellos". Esto le vale para pedir que se asesine a todos los homosexuales explicando que supondría la cura del SIDA, como si los heterosexules no pudieran tener esta enfermedad.
El mensaje del pastor se resume en que matar a los gays es un acto autorizado por lo divino para librar al mundo del SIDA: "Porque si ejecutaras a los homos, como Dios recomienda, no tendrías todo este SIDA aumentando sin parar".