El nerviosismo y la incomodidad se está apoderando de todos aquellos que quieren coger un vuelo para viajar a sus destinos vacacionales más ansiados. A veces existen incidencias que escapan a nuestro alcance y que impiden que cumplamos regularmente con lo estipulado en nuestros planes de viaje, provocando que nuestros vuelos se retrasen o que simplemente no lleguemos cuando habíamos estimado.
Ante todo ello, existen una serie de medidas que podemos tomar y que aunque no nos devuelvan el tiempo perdido, nos harán recuperar una serie de beneficios que puede que compensen lo que hemos pagado por un billete de avión que no salió a tiempo. Este es seguramente el caso de todos aquellos que han sufrido las inconveniencias del aeropuerto de El Prat, Barcelona, donde la operación verano se ha saldado con retrasos de hasta ocho horas y numerosas cancelaciones, hasta un total de 413. Muchas de ellas a causa de la huelga de los aerocontroladores o una inesperada y desafortunada mala climatología.
En caso de que sufras una de estas tensas y desesperantes situaciones de incertudumbre, Aena recomienda escribir una carta de reclamación o rellenar unas hojas de reclamaciones que están al servicio del viajero en cualquier momento. Entre los casos que estos documentos avalarían al viajero estarían todos aquellos que se produzcan debido a retrasos, pérdidas y deterioro de equipajes, modificaciones de horario, deficiencias en la calidad del servicio o escalas imprevistas. Estas reclamaciones siempre han de ir dirigidas a la aerolínea o agencia de viajes con la que se ha contratado el servicio. Esto se aplica de la misma manera para vuelos en los que la aerolínea que opere el vuelo sea diferente a la contratante, la reclamación puede ser formulada a ambas. En estos documentos lo más importante es reflejar de manera legible tus datos personales y conservar todos tus pasajes.
Hasta el infinito y más allá
Transcurrido un tiempo, es posible que debido a la afluencia de posibles quejas y pasajeros molestos, especialmente en verano, la aerolínea no responda a las quejas remitidas. En caso de que esto ocurra, y siempre que el incidente tuviera lugar en un aeropuerto español, en un vuelo procedente de un tercer país o si la compañía era comunitaria, el consumidor puede remitir una nueva reclamación a través del formulario web que ofrece la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Eso sí, siempre junto a la reclamación que hayas puesto antes a la aerolínea con la que contrataste el viaje. Un paso más allá, en caso de que su accción no fuera lo suficientemente solvente, pasaría por asistir a los Tribunales de Justicia y que el órgano determine las indemnizaciones y consecuencias necesarias.
Es importante que sepas que las aerolíneas se guardan el derecho de excluir aquellos casos que no hayan estado fuera de su alcance, que en algunas ocasiones pueden producirse debido a la inestabilidad política presente en el país del que sale el vuelo, malas condiciones meteorológicas o cualquier evento que ponga en riesgo la seguridad de los pasajeros.
Las indemnizaciones más comunes corresponden al reembolso del precio que has pagado por el billete de manera completa o parcial, así como la emisión de un nuevo pasaje que te permita volar en otro avión hacia el destino inicial, sin coste alguno. Por otro lado, recomiendan realizar conexiones con vuelos operados por la misma compañía, pues ambos pueden ser reembolsados o compensados en caso de fallo, mientras que si son de compañías diferentes y pierdes la conexión, este no te será reembolsado.
En algunas ocasiones, dependiendo del nivel de molestias ocasionadas y siempre que los hechos sucedan en cualquier aeropuerto de la Unión Europea, las aerolíneas te abonarán el importe correspondiente a cualquier comida o alojamiento pertinente, cuyos gastos puedan haber sido ocasionados por cualquier inconveniente con el vuelo.
El overbooking, con un aviso realizado con menos de dos semanas de antelación, oscilará entre los 250 y 600 euros; un retraso prolongado más allá de las tres horas podría rondar en cualquier cantidad entre los 250 y los 600 euros, dependiendo de la distancia a la que se encuentre el aeropuerto de destino. La cancelación del vuelo puede reclamarse si la compañía ha avisado con menos de 14 días de antelación de que no prestará el servicio.
En último lugar, es muy recomendable contar con buen seguro de viaje que cubra cualquier incidencia, aunque su contratación suponga un gasto extra al principio de tus vacaciones, porque en la mayoría de casos garantiza la justa indemnización y cobertura de gastos por las molestias ocasionadas por la aerolínea. Su cuantía puede ascender hasta los 3.000 euros por persona, así que no es ninguna tontería.