La finalización de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) está próxima, pero ahora hay dudas con qué habrá después. Es decir, cuáles serán las exenciones que tendrán las empresas para no pagar el total de los costes de la Seguridad Social.
Este debate resulta especialmente pertinente ahora que el 31 de mayo expirará el marco regulatorio que acordó el Gobierno. Por lo tanto, los sindicatos, el ejecutivo y la patronal tienen la intención de extender estas ayudas públicas hasta la finalización de este verano, pero sigue sin haber nada pactado, a pesar de todas las negociaciones que ha habido.
José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, es quien controla el tema de los ERTE y quien más está en contacto con empresarios y sindicatos. Por eso, es quien plantea extender los ERTE y mejorar las condiciones en las que se hacen. El conflicto gira en torno al tema de las cotizaciones sociales que las empresas dejarían de pagar.
Escrivá planea cambiar el sistema de incentivos, facilitando las reincorporaciones aumentando estas cotizaciones mediante subvenciones de cuotas. Por otra parte, intentará también dificultar los despidos de trabajadores tras el ERTE, haciendo que las empresas, progresivamente, paguen más a los empleados en ERTE.
Para hacer un resumen rápido de lo que son los ERTE, estos permiten a las empresas a suspender el empleo y el sueldo de un trabajador, de carácter temporal. A pesar de ello, la empresa debe seguir pagando sus cuotas a la Seguridad Social, dado que el trabajador sigue dado de alta. Esto se diseñó para situaciones extraordinarias, como una pandemia.
¿Cómo funcionan los ERTE?
Esto pudo salir adelante porque el Gobierno dijo que pagaría la cuota de los trabajadores en ERTE, en lugar de las empresas, para evitar los despidos permanentes de los ERE. Pero esto fue tan solo un parche y por eso en septiembre se aprobaron los ERTE extraordinario con tres subcategorías, según cada empresa: "actividad ultraprotegida", "impedimento" de la actividad o "limitación" de la actividad. Las tres tienen el final de la prórroga en el 31 de mayo y cada una tiene sus propias condiciones.
En cuando a los ERTE por impedimento, se habilitan exenciones de hasta el 100% para aquellas empresas que el 29 de febrero de 2020 tuviesen menos de 50 trabajadores, y del 90% si hubiesen sido más. Los de limitación son exoneraciones progresivamente decrecientes; para empresas con menos de 50 trabajadores, en octubre quedan exentos del 100% de las cuotas; 90% para noviembre; en diciembre, 85%; y en enero, 80%. Esto se reduce en un 10% para empresas con más de 50 empleados. Por último los ERTE de actividad ultraprotegida, es decir, de sectores clave, son 85% de exenciones si tienen menos de 50 trabajadores, y 75% si son empresas pequeñas.
Las posibilidades abiertas
Es posible que no haya un acuerdo ante la forma propuesta de los ERTE, por eso hay unas pocas posibilidades abiertas. Una de ellas es aprobar una segunda prórroga el viernes, 28 de mayo, de última hora, cosa que no sería algo raro porque siempre hay conflictos respecto a las exoneraciones que retrasan todo hasta el último momento.
La otra posibilidad es que no haya un acuerdo de prórroga y expiren el 31 de mayo, por lo cual desaparecerían los beneficios del Gobierno. Por lo tanto, hay otra posibilidad extraordinaria dentro de los propios ERTE, que ya son extraordinarios per sé: un ERTE ETOP, es decir, por causas económicas, técnicas u organizativas. Esto obligaría a las empresas a pagar ellas el 100% de las cuotas.
Por último, otra opción cuyo resultado sería algo catastrófico es que, si no salen adelante los ERTE ETOP, las empresas deberían hacer repesca de todos sus empleados. Esto es, por tanto, un escenario algo turbulento porque no se sabe cuánto de factible es esto, porque sería reincorporar a 600.000 trabajadores, con todo lo que eso conlleva.
