La imagen dio la vuelta al mundo. Era el relato más crudo de la barbarie que está viviendo el pueblo sirio desde que en 2011 diese comienzo a la guerra civil en el país. Ahora, con cuatro frentes distintos, el país se encuentra completamente desgarrado.
Omran Daqneesh, mientras, aparecía en medio de todo ello. Cubierto de sangre y polvo tras haber vivido un bombardeo, el pequeño no comprendía que era todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Era una víctima sin haber tenido ninguna implicación en todo lo que sucedía.
Ahora, un año después, todo ha cambiado. La fotografía fue tomada por los bandos rebeldes a Al Assad para denunciar las masacres del régimen. La familia del niño asegura que fueron coaccionados por los opositores y han jurado lealtad al dictador. Aunque, sin embargo, no todos creen sus palabras.
Valerie Szybala, de la ONG Syria Institute, ha afirmado que la familia probablemente ha ofrecido esta versión para evitar las coacciones del gobierno, que castiga a todos aquellos que se oponen al régimen de Al Assad públicamente. Y es que la familia de Omran vive en el territorio controlado por el oficialismo.
Sin embargo, ellos aseguran que, a pesar de contar con la posibilidad de escapar del país, jamás se lo plantearían. De hecho los padres han querido cambiar el nombre de su hijo para evitar posibles represalias y para mantenerlo a salvo.
La familia se ha posicionado tanto con el régimen, que incluso ha afirmado que jamás concederán una entrevista a un medio que no se haya posicionado claramente a favor de Bashar Al Assad. La reportera que ha hecho la entrevista, Kanina Allouche, trabaja para la cadena oficialista Sama TV, y ya acumula alguna que otra polémica a sus espaldas. Como ésta, cuando se dedicó a hacerse selfies con los opositores asesinados por el régimen que ahora gobierna Siria:
Ella ha sido la que ha entrevistado a la familia en su casa. En las imágenes grabadas, se puede ver al padre del niño, al propio Omran (cuyo nombre actual se desconoce) y a dos niños más que, presumiblemente, son otros hermanos.
Falta en este caso el hermano mayor del niño que, desafortunadamente, no contó con la misma suerte y falleció dos días después del fatídico ataque. "¿Qué ser humano puede ver el sufrimiento aturdido de Omran Dagneesh, el niño pequeño rescatado de un edificio destruido de Alepo, y no sentir una abrumadora sensación de empatía?", relató en su momento el director de Unicef, Anthony Lake.
Ahora, la vida de Omran es mucho más tranquila, aunque continúa viviendo en un país muy inestable y nadie puede asegurar que la situación cambiará en poco tiempo. Sin embargo, deja una metáfora muy clara de lo que está viviendo Siria ante la inacción de la comunidad internacional.
