El auge de VOX en los medios de comunicación no está gustando en el PP. La posibilidad de que la formación de ultraderecha se haga con un escaño en el Parlamento de Andalucía pone en peligro la hegemonía de los populares en el centroderecha español que han mantenido durante más de 40 años.
El peligro de esta fragmentación no pasa inadvertido para Ciudadanos ni para PP. Conscientes de que su apoyo les puede alejar del centro (imprescindible para ganar elecciones en España) y de su posible necesidad para formar gobiernos; los argumentarios se están basando en dos principios: apelar al voto útil y mencionar la paradoja de evitar pactos con la formación verde sin negarse a recibir sus apoyos, al menos de cara al público, de manera gratuita. Y decimos gratuita, porque no parece plausible un pacto velado que permita vencer en el bastión socialista andaluz: ya tienen el ejemplo precedente de la CUP en el Parlament.
Mientras tanto, los discursos recuperan la vía marianista del silencio. Un "ese partido del que usted me habla". Un silencio sepulcral cuando toca hablar de la ultraderecha. Y una cierta fotocopia con discursos xenófobos que no gustan a ciertos sectores ("la gente preferirá el original si fomentamos estos discursos", confesaban destacados miembros populares a varios medios de comunicación).
Pero sin duda, el torbellino se está viviendo de puertas para adentro. El debate dentro del PP se enciende por momentos y los reproches comienzan a repetirse con frecuencia. La actual dirección se está alineando con la vieja guardia y culpa a la etapa de Mariano Rajoy de la fuga de apoyos hacia la extrema derecha. Algo que llama la atención, si analizamos que la mayor parte de los votos se están fugando realmente por el flanco izquierdo hacia Ciudadanos.
Las críticas y las culpas hacia Mariano Rajoy son las tradicionales. Consideran que el expresidente y sobre todo su mano derecha, Soraya Sáenz de Santamaría, han dirigido los mandos con un carácter únicamente tecnocrático. Les reprochan no haber suprimido la Ley del aborto o la de Memoria Histórica durante la mayoría absoluta que vivieron en su primera legislatura. Consideran que han aparcado la ideología y que ahora pesa a la hora de recuperar votos.
Y, para ello, cuentan con el apoyo de personalidades como Jaime Mayor Oreja o María San Gil, desterrados durante los últimos años y que se han acercado al grupo de Vidal-Quadras, ya en VOX.
El nacimiento de Abascal en el PP y el peligro de Génova a la hora de desaparecer del mapa
Pero, sin duda, la fundación de VOX duele y mucho entre los aznaristas. Abascal nació y creció en las estructuras del PP, donde encontró un hueco gracias a cumplir con todos los mantras tradicionales de la formación política.
Junto a la defensa de una ideología especialmente conservadora, Abascal cuenta con 'cierto manto épico' como consecuencia de su duro pasado como víctima de ETA. Su padre sufrió todo tipo de amenazas y presiones por parte de la banda terrorista en los peores años del terrorismo y nunca abandonó su papel en la política. Este papel se explota ahora, en un momento en el que parte de las asociaciones abandonaron el PP tras la excarcelación del etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga en 2012. Estos factores le benefician de cara a gran parte del electorado del PP. Pero aún hay más.
La formación de Pablo Casado se encuentra en un serio problema para encontrar un hueco en la derecha. Los casos de corrupción no ayudan, pero el previsible auge de Ciudadanos tras las andaluzas pueden suponer la puntilla. Si se fuga el voto por la izquierda hacia la formación naranja y el conservador hacia VOX... ¿Qué hueco queda para el PP? ¿Dónde debe posicionarse ideológicamente?
Un 'caramelo' para Pedro Sánchez
Las voces que aseguran que Soraya vetó a VOX en los medios han sido constantes. Llama la atención que, tras el éxito de la moción de censura, la formación de Abascal recorriera toda la prensa por un acto en Vistalegre con un éxtio de asistencia que ya se había producido anteriormente.
Sin duda, quien se beneficia ahora de estos movimientos es Pedro Sánchez. La inédita fragmentación del centroderecha puede mover este arco hacia la vertiente más conservadora y el paso de los de Iglesias hacia un segundísimo plano aúna el voto progresista en Ferraz.
El miedo a un gobierno ultraconservador, la experiencia de gobierno y el papel como 'dique de la extrema derecha' como parte del 'voto útil' son fortalezas que pueden devolver la esperanza para los socialistas.
A pesar de todo, las incógnitas son máximas. Nos encontramos en un contexto muy volátil y cualquier movimiento, como hemos comprobado, puede suponer un terremoto en el panorama político. ¿Qué sucederá a partir de ahora? Tomen asiento.