La colocación de dos semáforos en la entrada a Madrid por la A-5 ha desatado todo tipo de críticas de PP y Ciudadanos. Esta autopista de ocho carriles será reconvertida, según el plan del Ayuntamiento en coordinación con las asociaciones vecinales, en una gran avenida con semáforos, aceras ampliadas, bancos y árboles. También se plantea, por cierto, la colocación de pasos de peatones: hasta el momento, los vecinos cruzan por túneles subterráneos con los problemas de seguridad que ello comporta.
El plan de la regidora de la capital, Manuela Carmena, pasaría por aumentar el servicio de transporte público como principal vía de entrada a la ciudad. Para facilitar la entrada desde los municipios del sur, además, se crearían varios aparcamientos disuasorios justo en las paradas de Metro que se encuentran en la periferia, como Cuatro Vientos, Aviación Española, Aluche o Colonia Jardín.
Los vecinos de las inmediaciones de la A5 viven una situación inusual. Precisamente, las ventanas de estos edificios se encuentran inmediatamente pegadas a esa vía de ocho carriles, con vehículos circulando a 70 kilómetros por hora junto a la salida de los colegios. Sin duda, la contaminación acústica y atmosférica se une a un peligro para los más pequeños.
Por el momento, el Consistorio ha colocado dos semáforos en las dos salidas de Campamento hacia el centro de Madrid, facilitando el tránsito de estos vecinos y a modo de prueba para continuar mejorando el plan que seguirá aplicándose durante los próximos meses. Pero el PP no quiere que la medida salga hacia adelante: han denunciado su colocación y ha prometido retirarlos en cuanto sea posible.
Como alternativa, el candidato popular, José Luis Martínez Almeida, ha planteado soterrar todo ese tramo de autovía. La idea pasa por completar la medida que implantó el exalcalde Alberto Ruiz Gallardón con una serie de reformas que llevaron a que Madrid acumulase una deuda superior al resto de ayuntamientos de España.
El coste de la medida de Almeida supondría para las arcas públicas un total de 180 millones de euros y reduciría un carril por sentido. Realmente, esta medida se ha aplicado de facto por el Ayuntamiento, ya que se ha incorporado un carril bus exclusivo para la circulación de transporte público en detrimento del coche privado.
El túnel planteado contaría con un trayecto de 3,8 kilómetros y abarcará el tramo situado entre la Avenida de Portugal con el cruce de la Avenida de los Poblados. Los vecinos de la zona afectada, el barrio de Batán, no quieren que se aplique y se han pronunciado en el acto que el PP programó en la zona, donde acusaron a los líderes populares de desconocer la situación porque "viven en zonas con condiciones mucho más idóneas".
Sin embargo, el problema que enfrenta el túnel es que el gas contaminante que produce el coche bajo tierra se canaliza a través de una serie de respiraderos, por lo que, en definitiva, las consecuencias siguen siendo similares.
Un problema de salud pública
Madrid enfrenta un serio problema de contaminación atmosférica que se está agravando durante los últimos años. El cambio climático está trayendo una combinación de anticiclones y aumento de las temperaturas que provoca que la boina de gases nocivos se concentre sobre la superficie de la ciudad. Como consecuencia de ello, la Unión Europea ha amenazado a la capital con sanciones: se está incumpliendo el límite de un año en tan solo un mes.
La instauración de Madrid Central también está enfocada con la misma finalidad: reducir el tránsito del coche privado al casco antiguo, fomentar la llegada en transporte público y restringir la entrada únicamente a residentes, taxis, VTC y autobuses urbanos. La oposición de PP y Ciudadanos ha prometido revertir esta medida, junto con otras propuestas ya realizadas, como la construcción de un carril bici en la calle Santa Engracia.
La contaminación atmosférica a la que se enfrentan especialmente los vecinos cuyas ventanas se encuentran pegadas a una autovía de ocho carriles son especialmente dañinos. Entre ellos se encuentran los siguientes: enfermedades respiratorias daños cardiovasculares, fatiga, dolor de cabeza o ansiedad; irritación de ojos y mucosas, daños en el aparato reproductor, daños en el hígado, bazo y sangre; o daños en el sistema nervioso.
Tampoco hay que olvidar, por el momento, la contaminación acústica que se produce en la zona. El ruido de los motores que genera el tráfico constante de multitud de vehículos puede generar efectos como dificultades para conciliar el sueño, fatiga crónica y, como consecuencia de ello, problemas psicológicos como depresión o ansiedad.